jueves, octubre 20, 2011
Asaltos en la caseta de Esperanza
Por: José Miguel Cobián
Hace tiempo que comenzaron los asaltos después de la caseta de cobro de Esperanza, en el estado de Puebla, rumbo a ciudad Mendoza… Esa zona heredera del mote de las ¨cumbres¨ aunque no corresponde con las ¨cumbres de Acultzingo¨.
Las versiones siempre son similares… ¨Pasamos la caseta, pasamos varias patrullas de la PFP, y después nos tuvimos que parar (por la razón que usted quiera) y fuimos asaltados¨. Una variante es la de que fueron asaltados cuando circulaban por la vía de bajada de la autopista, cuando un vehículo - a veces descrito como un bora y otras como un tsuru- se le emparejó y el chofer fue amagado con armas de grueso calibre, para detenerse y ser asaltado.
Todas las versiones coinciden en que los asaltos se llevan a cabo después de las diez de la noche. En más de una versión, se insiste en que se llamó por teléfono a los números de emergencia, y que nadie acudió en su ayuda. Y lo que es peor, que cuando han llegado a las oficinas de la PFP en la autopista allí en la entrada a Orizaba y Río Blanco, los elementos comentan que estaban esperando que llegaran para ver que les había pasado.
Las implicaciones son muy claras. Hay una banda de asaltantes en la autopista entre Ciudad Mendoza y la caseta de Esperanza. Es una banda relativamente ¨buena¨, pues sólo han asaltado, y dejan libres a sus víctimas… No inciden en delitos mayores para no llamar la atención y poder seguir ¨trabajando¨. Hay síntomas de una posible complicidad entre autoridades de la PFP y este grupo delictivo, pues a pesar de llevar tiempo realizando su actividad, no hay respuesta por parte de las autoridades. Si no hay complicidad, cuando menos hay miedo de la PFP para actuar.
Se sabe que durante un tiempo esta zona estuvo siendo operada por dos bandas, pero una de ellas predominó al eliminar al otro grupo delictivo, que aparentemente era más violento.
Hasta allí el parte de guerra de la incomunicación nocturna por violencia, entre Veracruz y Puebla, en una de las carreteras troncales para el desarrollo económico y las comunicaciones en el país. Si a ello le añadimos el pésimo estado de la carretera entre Ciudad Mendoza y Puebla, la situación se torna más delicada, pues ante la cantidad de baches y hundimientos, las pérdidas materiales y los accidentes están a la orden del día.
Alguien se beneficia al no dar mantenimiento a esta carretera de cuota. Puede ser la competencia que aproveche otras vías de comunicación para transitar, incluso el beneficiar a otros puertos en lugar del de Veracruz. Pues los camiones de carga ya consideran un sobre precio por los posibles daños a las llantas y suspensión. Si a ello le añadimos el beneficio de que los turistas ya no viajen a esta zona, y por ende, opten por alguna otra, todo parece una actividad orquestada para perjudicar a nuestro estado… apoyada por la propia PFP, y por CAPUFE que no mantiene la vía en óptimas condiciones.
Las quejas son mayúsculas y la iniciativa privada de la zona se ha visto lenta, pues ya debería de haber publicado un desplegado llamando la atención a las autoridades. Aunque para al altiplano, la mala calidad de las obras realizadas jamás ha sido un problema ante una ciudadanía apática.
En la zona centro de Veracruz, padecemos un distribuidor vial tipo diamante, que cada vez que llueve se inunda. Mal hecho, mal planeado y mal ejecutado. Anunciado, iniciado, ofrecido e inaugurado con bombo y platillo, y sin ninguna vergüenza por el presidente Calderón. Padecemos hoy en día una ampliación de un puente que cruza la autopista, que ofreció un puente provisional mientras se construía el nuevo. Iniciaron obras, eliminando el paso por el puente original, sin haber puesto el puente móvil, con las consabidas molestias a los ciudadanos, que en más de tres mil cruces diarios, usaban esa ruta. Sin embargo, no pasa nada, la ciudadanía aguanta con esa apatía y paciencia propia de la caricatura internacional del mexicano indolente.
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