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lunes, 31 de octubre de 2011

Cosas Pequeñas por: Juan Antonio Nemi Dib



COCAÍNA I

En los Estados Unidos existe una institución pública dedicada específicamente a estudiar el consumo de drogas y sus efectos, así como a difundir masivamente la información sobre el tema, como parte de la estrategia estadounidense para reducir y evitar el uso de psicotrópicos. Se le conoce por NIDA (National Institute on Drug Abuse) y sus trabajos de investigación son una referencia obligada para quienes desean profundizar en el asunto del narcotráfico desde la perspectiva de los efectos causados en la salud por el consumo de drogas. NIDA forma parte de la red nacional de institutos de salud pública integrados al Departamento de Salud de los EUA.

Afirman que su trabajo consiste en “usar el poder de la ciencia para influir en el abuso de drogas y las adicciones mediante el apoyo estratégico (a los responsables de ejecución de políticas contra las sustancias prohibidas) y el desarrollo de investigación científica sobre el tema, desde una amplia gama de disciplinas”. A esta agencia gubernamental también le corresponde mejorar realmente las acciones de prevención y los tratamientos para las personas que sufren de dependencia respecto de substancias prohibidas. Sus reportes se consideran serios y creíbles.

Respecto de la cocaína en Estados Unidos, la doctora Nora D. Volkow, Directora de NIDA dice: “El abuso y la adicción a la cocaína continúan afligiendo a nuestro país. Hoy en día, aproximadamente uno de cada seis norteamericanos (el 15 por ciento de la población en el 2007) ha probado la cocaína al llegar a los 30 años de edad y el 7 por ciento la ha probado antes de haberse graduado de la secundaria. Sin embargo, los últimos descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro y los efectos nocivos de la cocaína nos ofrecen oportunidades sin precedentes para hacer frente a este problema persistente de salud pública.

Los estudios genéticos están aportando información crítica sobre cómo la herencia influye en el riesgo de la adicción a sustancias psicoactivas, incluyendo la cocaína. Además, con tecnologías más avanzadas de imágenes neurológicas, los científicos han podido observar los cambios cerebrales que resultan de la exposición crónica a las drogas o que ocurren cuando una persona adicta se ve expuesta a ‘señales’ asociadas a las drogas, que pueden desencadenar un deseo vehemente por la misma y dar lugar a una recaída. Al realizar un mapeo genético y de las regiones del cerebro encargadas de los efectos diversos de la cocaína, estas nuevas tecnologías están ayudando a identificar nuevas estrategias en el tratamiento de la adicción a la cocaína.”
Y es que, sin duda ninguna, el consumo de esta substancia es un serio problema en los EUA, como sin duda parece serlo también en México. Esta es la explicación técnica: “La cocaína es un estimulante extremadamente adictivo que afecta directamente al cerebro. La cocaína ha sido llamada la droga de los años ochenta y noventa por su gran popularidad y uso extendido en esas décadas. Sin embargo, no es una droga nueva. En realidad, la cocaína es una de las drogas que se conoce desde hace más tiempo. Las hojas de la coca, de donde se obtiene la cocaína, se han ingerido por miles de años, mientras que la sustancia química pura, el clorhidrato de cocaína, se ha consumido por más de 100 años. A principios del siglo XX, por ejemplo, la cocaína purificada se convirtió en el principio activo básico que se empleaba en la mayoría de los tónicos y elixires creados para tratar una gran variedad de enfermedades.
La cocaína pura era extraída originalmente de la hoja del arbusto de la coca del género Erythroxylum, que crecía principalmente en Perú y Bolivia. En la década de los noventa, y después de varios esfuerzos para reducir el cultivo en esos países, Colombia se convirtió en el país con mayor cultivo de coca. Hoy en día, la cocaína es una droga clasificada bajo la Lista II (“Schedule II”) de la Ley sobre Sustancias Controladas [en EUA], lo que significa que se considera que tiene un gran potencial para ser abusada, pero que puede ser administrada por un doctor para usos médicos legítimos, por ejemplo, como anestesia local en ciertos tipos de cirugías de los ojos, oídos y garganta.
La cocaína usualmente se vende en la calle en forma de un polvo blanco, fino y cristalino que se conoce en español como ‘coca’, ‘nieve’, ‘dama blanca’ o ‘talco’. Algunos de sus nombres en inglés son ‘coke’, “C”, ‘snow’, ‘flake’ y ‘blow’. Los traficantes generalmente mezclan la cocaína con otras sustancias inertes, tales como maicena [harina de maíz], talco o azúcar, o con ciertas drogas activas como la procaína (anestesia local de composición química parecida) u otros estimulantes, como las anfetaminas. Algunos consumidores combinan la cocaína con la heroína en lo que suelen llamar un ‘speedball’ (en español también se conoce como ‘revuelto’, ‘rebujo’, ‘francés’ o ‘café con leche’).
Hay dos formas químicas de la cocaína que suelen consumirse: la sal de clorhidrato (que es soluble en agua) y los cristales de cocaína o base, conocida en inglés como ‘freebase’ (que no son solubles en agua). La sal de clorhidrato, o la forma en polvo de la cocaína, se consume de forma inyectada o inhalada (‘snorting’). Los cristales de cocaína o freebase han sido procesados con amoniaco o bicarbonato sódico y agua y luego calentados para eliminar el clorhidrato y producir una sustancia que se puede fumar. El término ‘crack’, el nombre de la calle para los cristales o base de cocaína, se refiere al sonido crujiente que se oye al fumar esta mezcla.”
Según explica el NIDA: “El consumo repetido de cocaína puede producir adicción y otras consecuencias adversas a la salud. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud del 2008, hubo casi 1.4 millones de americanos que cumplían con los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés) para la dependencia o abuso de cocaína (en cualquier forma) en los últimos 12 meses. Es más, los datos del informe de la Red de Alerta sobre el Abuso de Drogas (DAWN, por sus siglas en inglés) del 2008 mostraron que de un total de 1,335,206 visitas a las salas de emergencia por abuso o uso indebido de drogas, la cocaína estaba involucrada en 482,188 de estas visitas. Esto quiere decir que una de cada tres visitas a las salas de emergencia por el abuso o uso indebido de drogas (el 36 por ciento) estaba relacionada con la cocaína.”
Las citas que integran este artículo fueron tomadas de: http://www.drugabuse.gov

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