Fortin Municipio que Florece!!!

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lunes, 17 de octubre de 2011

ACERTIJOS MOULIN ROUGE (DIA SEIS)

:Por: Gilberto Haaz Diez

*De Borges: Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos. Camelot.


MOULIN ROUGE (DIA SEIS)
Noche de Molino Rojo. Noche de candilejas. El legendario cabaret de bellas bailarinas, creado por un catalán en 1889, el mismo dueño del Olympia de París. Heme allí a las diez y media de la noche rumbo a ese lugar donde el show se engrandece y los senos al aire hacen ver la belleza de la mujer parisina. Cuando llegué, me dije a mi mismo que sería dificilísimo entrar, aún con reserva del hotel. La cola era enorme, como de La Tinaja a Tierra Blanca. A los tres minutos me aburrí. Fui a negociar con el cadenero, un tipo de smoking y con cara de pocos amigos. Rubio, muy afrancesado, alto, algo enjuto. Le dije que venía como Embajador Plenipotenciario de la Cuenca del Papaloapan y que, además, era amigo de Amadeo (¿ya agarró chamba?). “A la cola”, me decía en ese francés indescifrable y yo le respondía en mi cuenqueño inentendible, “no, no, no”. A señas me indicaba: “A la cola”. Me resistí. Negociamos. Como El Padrino, le hice una oferta que no pudo rechazar. En la misma reserva le mostré un billete de 50 euros. Peló los ojos. Cuando oí que dijo: “un momentitoooo”, me dije a mi mismo ‘ya la hice’, bueno, dije otra cosa pero no puedo escribirla. Como lo presentí, a los minutos ya estábamos en ring side con un par de botellas de champaña en la mesa (la champaña va incluida a todo público que paga) y listos para ver ese espectáculo que noche a noche recibe a 900 personas al precio de 102 euros sin cena, con cena 40 mas. Vale la pena, el clásico baile del can-can, un malabarista y un ventrílocuo hicieron noche inolvidable parisina. Las muchachas bellas, delgadas, excelentes en su baile. Han cuidado el espectáculo, nada de agarrar por su cuenta las parrandas, o que se pongan hasta atrás, termina el show y todo mundo a su casa. La casa baja la cortina. El Molino cierra. Las aspas dejan de girar. Las luces de las candilejas se desvanecen.

MUSEO LOUVRE
Mañana del otro día. Voy al Louvre. Bueno, acompaño a Rico, Ximena y Karina porque ya he visto sus salas otras veces y a veces la cultura me persigue, pero le huyo, soy más rápido que Speddy González. Conozco el sitio. Tomamos un taxi del hotel. Llueve, hay un ligero chipi chipi orizabeño. Nos mojaríamos si vamos al Metro. Llegamos en diez minutos. Los dejo en la entrada donde la pirámide de cristal ahora es un símbolo. En su tiempo, como a la torre Eiffel, cuando le pusieron esa pirámide de cristal en el ala Richeliu, los franceses abdicaron hasta de su presidente, renegaban de él. Hoy la ven con naturalidad. Es el museo número uno del mundo, el mas visitado, tiene en su sala a su hija consentida, La Gioconda de Leonardo da Vinci. Allí se arremolina la gente como si fuera día de plaza de Chedraui. Está también, entre otra de sus joyas, La Venus de Milo, de quien un día en Veracruz, en los muelles, un sujeto sustrajo una figura de Lladró de una maleta que llegaba en barco y la vendía a mil pesos. Un comprador de Cotaxtla le dijo muy displicente: “Dámela a la mitad porque le faltan los brazos”. La sala egipcia es otra joya, las Bodas de Caná, de Veronés. La Victoria de Sabotrace. Para que se den una idea, en el año 2009 recibió a 8.5 millones de visitantes.

CAFÉ RUC
Frente al hotel de Louvre, en la Rue de Rohan y a un lado de la Plaza Colete, hay un café muy visitado, se llama Ruc. Cada que vengo aquí suelo tomar uno y ver pasar la gente. Las bellas parisinas que por aquí deambulan. Hasta las feas se ven bellas. El tráfico incesante en una ciudad muy civilizada, no se oyen toquidos de claxon. En ese hotel ondean banderas europeas. Tomo un periódico ‘Le Fígaro’, hay malas noticias, de México últimamente solo se oyen malas noticias, sucede que unos terroristas querían gente mexicana para hacer maldades en Washington, y Obama no se los perdonará. Las mujeres van en sus bicicletas. Volteo a todos lados, sigo sin encontrar a Carla Bruni, al parecer está pariendo, va a tener un bebé del tal Sarkozy. Ahora Paris no es una fiesta, pero se defiende. Es la ciudad mas visitada del mundo, la que hace los mejores quesos, buenos vinos y manifestaciones cuando se puede. No por algo Miterrand dijo: “Los franceses hacen huelga los lunes porque suben el pan; los martes se manifiestan porque ganan poco; los miércoles protestan por la falta de libertades, y el domingo votan a la derecha”. Voy por la tarde a Montmartre, esa colina situada a 130 metros de altura a orillas del Sena, y que fue cuna de grandes pintores. Tomo el Metro, nos trepamos, dos chiquillas carteristas nos quieren meter mano a Rico y a mí. Reacciono, tengo callo con ellos, han tratado de asaltarme tantas veces que los huelo al llegar. Les pego el grito y salen corriendo hacia el andén. El tren parte. Llegamos. Hay que subir un funicular. Una vez llegué del Metro y pagué la novatada, mi hermano Enrique y yo subimos como mil escalones y por poco llegamos infartados, sin saber que al lado había un elevador gigante. Ahora trepo en el funicular, se ve Paris todo. Bello. Impresionante, como se ve desde lo alto de la Eiffel. Uno les admira porque han cuidado el urbanismo. No permiten construcciones arriba de los seis piso, por eso es leyenda platicada que la torre se ve desde todo París.

MONTMARTRE
Caminamos su barrio de pintores, frente al parque están muchos de ellos ofreciendo su talento, su trabajo, su arte. Compro dos miniaturas por 60 euros, de la Eiffel y del Sena, luego al comer se acercan otros, ofrecen pintarte en retrato o en caricatura. Allí, pobres, vivieron Picasso, Paul Gauguin, Modigliani y Vincent Van Gogh, el más grande de todos esos impresionistas. Y Toulouse Lautrec, aunque ese era rico. Van Gogh fue un fuera de serie. Alcoholizado, en la pobreza, vendía sus cuadros para medio comer, hoy se cotizan a 90 millones de euros, y otros a más de cien. Era tanta su pobreza, que el papel lienzo donde pintaban le tenían que dar vuelta, porque no tenían ni para comprar otro. Hace muchos años leí un libro dedicado a él, Anhelo de Vivir, deben leerlo, es su historia, cómo forjó su vida de pintor y cómo llegó a perder la oreja y hasta un grupo de rock mamila llegó a llamarse así, oreja que se mutiló hasta suicidarse a los 38 años. Preparo maletas, parto pronto de regreso. He utilizado todo el transporte, menos el autobús porque no son como los de Castelán, que van derecho de Orizaba a Mendoza, aquí a lo mejor me pierdo. Aún me queda por ver La tumba de Napoleón, el Barrio Latino, La Concordia y Galerías Lafayette, que ahora dicen que está de rebajas. Anoche mismo di la primera vuelta a Saint-Germain-des-Prés. Allí cenamos en uno de sus Brasseries, que son como las parroquias de Veracruz, todas, incluida la de Independencia, el gran café del portal. En un aparador vi un vestido de noche bellísimo, verde, de la firma Ralph Laurent. Cuando vi su precio, por poco me da el soponcio. 4 mil 500 euros el vestido, el cinturón 1,095 y los zapatos, 1,200. Casi siete mil euros las tres cositas, que multiplicado por 19 pesos, da la ridícula suma de 126 mil pesos. Dije esto no es para mi, y seguí mis pasos, pero adelanté vi la Armani, y me apaniqué. En la otra acera está la tienda consentida de Othón González Ruiz: Faconable. Prohibida para mí, por cara, apuradamente soy de Versánchez, en Tepito.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com

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