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martes, 13 de agosto de 2013

Reforma energética y columnistas políticos: cada quien entiende lo que quiere


FEDERICO ARREOLA@FedericoArreolamar 13 ago 2013 05:39

Templo mayor, de Reforma. Sus redactores dicen que la iniciativa de reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto…
“Es más de lo que se tiene, pero menos de lo que se pudo haber tenido. Propios y extraños le reconocen al presidente que se trata de un auténtico cambio de paradigma, al abrir a la iniciativa privada sectores hasta hoy tabú como la exploración y explotación de petróleo, así como la generación de energía eléctrica. Sin embargo, a ojos de analistas internacionales si bien se trata de un avance importante, consideran que se queda corta en sus alcances, lo que, a la larga, podría ser su propia tumba. Y es que si los posibles postores de los contratos de ‘utilidad compartida’ no ven lo suficientemente atractiva ni la utilidad, ni compartirla, la reforma terminaría esfumándose. Además, los inversionistas están con los ojos de plato porque se verán obligados a casarse con Pemex o con el Estado”
Editorial de La Jornada:
“Privatización vergonzante. Enrique Peña Nieto envió ayer su iniciativa de reforma constitucional para legalizar la participación privada en las industrias petrolera y eléctrica, cuya explotación está actualmente reservada de manera exclusiva a la nación. La posición oficial en favor de la apertura energética se centra, como lo hiciera el régimen calderonista en 2008, en la pretendida necesidad de capitales para modernizar y expandir la industria petrolera. Tal discurso contrasta con el hecho de que Pemex es una de las empresas más rentables del mundo, y con sólo suspender el virtual saqueo fiscal que padece y combatir la corrupción directiva y sindical que la afecta contaría con los recursos suficientes para renovar su planta productiva y adquirir la tecnología que le permitiera mantener, e incluso ampliar, su producción actual”.
“El proyecto ha sido objeto de señalamientos críticos. Los más relevantes se refieren a la cesión de control territorial a empresas energéticas trasnacionales, con los consiguientes riesgos para el estado de derecho y para la soberanía nacional y a los ‘contratos de utilidad compartida’ propuestos, los cuales implicarían privar al erario de una parte de la renta petrolera, que representa una porción sustancial del presupuesto público”.
 “El proyecto de reforma constitucional referido ha sido disfrazado de una recuperación de ideas del general Lázaro Cárdenas.  Se trata, pues, de una iniciativa vergonzante que no se atreve a enunciar su razón y su esencia verdaderas: la transferencia a manos privadas de una parte fundamental y estratégica de la riqueza pública del país”.
Ricardo Alemán, de El Universal:
“El PRI y Peña Nieto compran un seguro de vida con la historia, y con amplios sectores sociales, al retomar de manera textual el 27 constitucional propuesto por el ex presidente Cárdenas en 1940. Es decir, que el PRI se mostró habilidoso al arrebatarle a las llamadas izquierdas una de las banderas fundamentales de la historia petrolera. Frente a ese estandarte, ¿quién se atreverá a seguir engañando con el cuento de que la iniciativa presentada ayer es una iniciativa privatizadora?”
“Pero con todo y que no existe ningún indicio de privatización y de que la iniciativa propuesta por Peña Nieto está lejos de la apertura reclamada por el PAN, los sectores radicales de la llamada izquierda ya construyen una montaña de mentiras sobre una supuesta privatización que, en los hechos, no aparece por ningún lado”.
Sergio Sarmiento, de Reforma:
“Los contratos de riesgo fueron la propuesta de Cárdenas para que las petroleras mantuvieran su colaboración con la industria petrolera nacional después de la expropiación. No hay indicios de que el general quisiera una industria sin inversión privada”.
“El artículo 27 no se modificó para prohibir los contratos de riesgo sino hasta el 20 de enero de 1960, cuando el presidente Adolfo López Mateos impuso la restricción”.
“Desde el punto de vista de la guerra de las ideas no deja de ser significativo que los grupos conservadores que se oponen a los contratos de riesgo no estén defendiendo la visión de Lázaro Cárdenas ni la de los constituyentes del 17 sino la de López Mateos, el mandatario priista que reprimió a los trabajadores ferrocarrileros en 1959”.
Carlos Fernández-Vega, de La Jornada:
“EPN privatiza a Cárdenas ¡Felicidades, mexicanos crédulos!, que de Pemex ‘no se vende ni un tornillo’, pero sí se privatiza el mercado y la renta petrolera, mientras que en materia eléctrica cómodamente se legaliza lo ilegal, o lo que es lo mismo, la creciente participación privada en dicha actividad”.
Pablo Hiriart, de La Razón:
“Ayer se vino al suelo el espantajo de la ‘privatización’ que se tejió a priori para descalificar la reforma energética. Lo que hace la iniciativa es ‘volver a Cárdenas’ con la apertura al sector privado para que también explore y explote, por cuenta del gobierno.”
 “Es una lástima, eso sí, que la iniciativa se quede corta en su apertura, pues no contempla la cotización de acciones de Pemex en la Bolsa de Valores”.
Ciro Gómez Leyva, de Milenio:
“El presidente Peña Nieto jugó su carta de manera firme y lógica. Más allá del explicable blof de descalificación a botepronto, será difícil que el PAN vote contra la iniciativa de reforma energética presentada ayer en Los Pinos”.
“El PAN quiere inversión privada irrestricta en todas las áreas y procesos del ciclo de hidrocarburos y electricidad. El gobierno la quiere también. El PAN la quiere en la modalidad de concesiones. El gobierno, en la de contratos de utilidad compartida.Son dos iniciativas distintas, pero la esencia es la misma”.
“El PRD será actor secundario. Porque si se impone la honestidad intelectual y la sensatez política, al menos 75 por ciento de los votos, los que suman PRI, PAN y Verde, estarían garantizados y México tendría una reforma energética de a de veras”.
Julio Hernández, de La Jornada:
“La propuesta energética peñista (PEP) tiene como punto de partida la convicción triunfalista, arrolladora, de que la maquinaria institucional (sobre todo en sus planos partidistas, legislativos y represivos) está ajustada y bajo control, y que la capacidad de respuesta social en contra será aparatosa, pero manejable”.
“La confirmación de las intenciones privatizadoras del peñismo ha pretendido encubrirse tras la figura del presidente Lázaro Cárdenas, como si el peñismo estuviese ahora corrigiendo un largo error al reivindicar lo que el histórico general ‘sí quería’…”.
“Frente al golpe que nadie podrá llamar sorpresivo, el Partido de la Revolución Democrática ha reaccionado en primera instancia con una postura obsequiosamente dubitativa”.
“La única oposición institucional implacable proviene del partido en formación, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), y del dirigente Andrés Manuel López Obrador”.
Yuriria Sierra, de Excélsior:
“La reforma presentada por Peña Nieto no es, ni un poco, la catástrofe para la Constitución que auguraban los grupos de izquierda. Buenísima jugada: retomar palabra por palabra lo expuesto por Lázaro Cárdenas. Buenísima, admitámoslo. Con esta frase Enrique Peña Nieto echa abajo el cúmulo de consignas de los siempre opositores a que todo lo relacionado al petróleo se toque hasta con el pétalo de una rosa. No hay venta, no hay regalo de recursos mexicanos a extranjeros. ¿Cómo justificarán ahora sus causas quienes han dicho no a una reforma —que ni conocían— desde hace meses?”

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