ARTICULISTA INVITADO
LUNES 5 DE AGOSTO DEL 2013
Nuestros niños están expuestos
a diversos peligros y es nuestra responsabilidad protegerlos de cualquier
ataque o abuso, sobre todo de los que marcan su actuar para toda la vida.
En México, el abuso y
explotación infantil es un problema que nos lastima a tal grado que ocupamos el segundo lugar en el mundo donde se comete el mayor
número de agravios en contra de menores de edad, según el Fondo de Naciones
Unidas para la Atención de la Infancia (UNICEF). De ahí la necesidad de dirigir
nuestros esfuerzos para evitar que sufran cualquier tipo de vejaciones como maltrato
físico-psicológico, abuso erótico-sexual o explotación laboral.
Los niños y jóvenes son el
tesoro más preciado de nuestra sociedad, de ellos y para ellos es el futuro de
México. Cualquier padre de familia en su sano juicio desea lo mejor para sus
hijos y cualquier gobierno, del partido político que sea, debe propiciar la
tranquilidad y la vida armoniosa de los que mañana sostendrán al país sobre sus
hombros.
Es lamentable, debemos
avergonzarnos, conocer semana tras semana noticias sobre abuso infantil, basta recordar
con pesar el caso de las minas, el del niño Tzotzil humillado por un
funcionario público en Tabasco y en esta última semana del grave problema que
enfrentan en el Distrito Federal varias niñas que venden dulces en los
semáforos y son explotadas sexualmente.
En México desafortunadamente
los abusos a los menores de edad son más comunes de lo que pudiéramos pensar. El
más común es la violencia en el seno familiar, con maltrato físico y
psicológico, sin embargo, la explotación por retribución alcanza también
niveles alarmantes al haber en el país alrededor de tres millones de menores que
sortean situaciones peligrosas al laborar jornadas extenuantes tanto en la
recolección de hortalizas, en las minas o vendiendo en la calle.
Asimismo, hace mella en la
sociedad, la utilización de menores de edad que son secuestrados y vendidos a
parejas que no pueden concebir, para el tráfico de órganos, utilizados para el
trasiego de droga o en una de las más despreciables formas como es el
sometimiento sexual.
Soy un convencido, que no
debemos permitir continúen este tipo de situaciones que lastiman a nuestra
sociedad y causan un daño irreparable en nuestros pequeños. Es inaplazable
evitar que estas acciones condenables sigan contaminando y afectando a la
sangre nueva del país.
Sin duda, debemos unir
esfuerzos, independientemente de posturas partidistas o religiosas, ya que estos
problemas lacerantes sólo podremos combatirlos sumando voluntades.
Con satisfacción veo la
determinación que el Presidente Peña Nieto tiene especialmente por estos temas,
que además de ser sensibles para los familiares de los niños afectados, son situaciones
que trastocan el tejido social, de ahí que muchos gobernantes del país, que son
padres de familia como lo soy yo, se ocupen y le den la atención que
indudablemente amerita.
Mi compromiso como Senador
de la República, es impulsar y respaldar los cambios legales necesarios que
ayuden a prevenir y castigar el abuso, la explotación y los delitos en contra
de los menores de edad.
Concluyo con un respetuoso
exhorto, como ciudadano y padre de familia, a unirnos a esta causa, a denunciar
cualquier situación que atente contra los derechos humanos de la niñez y que
reforcemos en nuestro hogar la importancia de inculcarles, con el ejemplo, el
trato digno a nuestro menores.
Cuidemos a nuestros niños,
ellos son la sangre nueva de la nación y son los que verán por nosotros.
www.facebook.com/HectorYunes
hector.yunes@senado.gob.mx
Tw: @HectorYunes
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