Si a usted le interesa
saber que es lo que sucede en las mentes de los más conspicuos directores de
orquesta política del estado, entonces este artículo es para usted. Espero lo disfrute.
Érase una vez un
estado, dónde todo ya estaba encaminado.
Pronto habría selección de nuevos gobernantes de pueblo y representantes
ante los dioses del Olimpo Xalapeño. El
sombrero seleccionador, al mejor estilo de las películas de Harry Potter ya había
decidido a que casa iría cada uno de los suspirantes. En algunos casos era la casa roja, en otros
la azul, en otros la amarilla, en algunos más, los rojos no aceptados en la
casilla roja, irían a volar con las aves.
Convenientemente algunos se movían como ciudadanos y otros más como
políticos. Resultaba interesante ver a
los rojos ahora con alas para volar, a los azules también cambiando de color.
Aquéllos que prometieron no moverse hasta terminar su actual encargo, ya
estaban brincando como chapulines… todos dispuestos a sacrificarse por el
pueblo que –según ellos-, a gritos pide
su presencia en nuevos encargos.
Y de repente, algo
pasa… Una mano negra desciende desde lo
alto, desde el altiplano, con un encargo muy especial Sacar adelante el proceso y escoger a la
crema de la crema para que represente sus colores. El sombrero seleccionador queda fuera de uso,
y ahora, es la mano que mece la cuna, esa mano tenebrosa, representante del
poder del señor oscuro, la que toma las decisiones.
Aquéllos que estaban ya
en lo alto de la colina, dispuestos a deslizarse cómodamente hacia sus nuevos
puestos, resultaron relevados y de repente, los preferidos del señor oscuro son
las nuevas luminarias. Poco a poco, como
velas en medio de una tormenta, los suspirantes originales se fueron apagando
ante la propia opinión pública. En
algunos casos, luego de un arranque de caballo fino, se quedaron a dos pasos
del arrancadero y no dieron para más, a pesar de los pesados padrinazgos desde
el propio Olimpo veracruzano. Otros
caminaron y avanzaron como para ser los que merecidamente llevaran la estafeta,
y se vieron opacados por otros cuya única virtud es el compromiso
contraídos. Desandaron sus pasos, y
lenta pero inexorablemente se retiraron de los reflectores, para dar paso a las
nuevas estrellas, todas ellas, emisarios de la oscuridad.
Algunos que bailaban en
el cielo azul, demuestran su verdadera naturaleza, y ahora en lugar de dirigir
esa orquesta, deciden volar con nuevos, muy nuevos horizontes, recibiendo como
pago por cambiar de color, una plurinominal dentro del equipo de los
plumíferos.
El amarillo mostaza,
haciendo honor a su color de excremento de bebé, se tiraron entre unos y otros
esa misma materia. Había un sector
amarillo azulado, y otro amarillo rojizo.
Al parecer el amarillo azulado se impuso desde la capital, y atenderán a
sus verdaderos amos durante el próximo proceso electoral, a pesar de su
supuesta distancia ideológica, en clara traición de sus más altos ideales.
En una noche oscura,
una mano negra, meciendo la cuna, apareció de la nada, y tumbó a muchos que se
creían inamovibles y resucitó a ciertos personajes que ya olían a cadáver, o
atrajo como moscas a la miel, a más de un miembro de la clase apática, o de los
otros colores del firmamento electoral.
Desde los 2,400 metros
sobre el nivel del mar, estarán observando con mucho cuidado si el
experimentado señor oscuro cumple su función conforme a la instrucción, que
llevaba implícita la señal de dónde ganar y dónde perder. De ello depende una vejez tranquila en alguna
embajada o la agitada vida en territorio nacional.
Mientras tanto, el
resto de los mortales, ni cuenta nos damos de los movimientos en la oscuridad
de las entrañas de los equipos contendientes. Por eso, para moverse en la
oscuridad, fue escogida una mano muy negra, que pasaría inadvertida en las
noches sin luna de febrero y marzo.
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