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martes, 12 de marzo de 2013

El Baldón: La Mano Negra. Por: José Miguel Cobián






     Si a usted le interesa saber que es lo que sucede en las mentes de los más conspicuos directores de orquesta política del estado, entonces este artículo es para usted.  Espero lo disfrute.

     Érase una vez un estado, dónde todo ya estaba encaminado.  Pronto habría selección de nuevos gobernantes de pueblo y representantes ante los dioses del Olimpo Xalapeño.  El sombrero seleccionador, al mejor estilo de las películas de Harry Potter ya había decidido a que casa iría cada uno de los suspirantes.  En algunos casos era la casa roja, en otros la azul, en otros la amarilla, en algunos más, los rojos no aceptados en la casilla roja, irían a volar con las aves.  Convenientemente algunos se movían como ciudadanos y otros más como políticos.   Resultaba interesante ver a los rojos ahora con alas para volar, a los azules también cambiando de color. Aquéllos que prometieron no moverse hasta terminar su actual encargo, ya estaban brincando como chapulines… todos dispuestos a sacrificarse por el pueblo que –según ellos-,  a gritos pide su presencia en nuevos encargos.

     Y de repente, algo pasa…  Una mano negra desciende desde lo alto, desde el altiplano, con un encargo muy especial  Sacar adelante el proceso y escoger a la crema de la crema para que represente sus colores.  El sombrero seleccionador queda fuera de uso, y ahora, es la mano que mece la cuna, esa mano tenebrosa, representante del poder del señor oscuro, la que toma las decisiones.

     Aquéllos que estaban ya en lo alto de la colina, dispuestos a deslizarse cómodamente hacia sus nuevos puestos, resultaron relevados y de repente, los preferidos del señor oscuro son las nuevas luminarias.  Poco a poco, como velas en medio de una tormenta, los suspirantes originales se fueron apagando ante la propia opinión pública.  En algunos casos, luego de un arranque de caballo fino, se quedaron a dos pasos del arrancadero y no dieron para más, a pesar de los pesados padrinazgos desde el propio Olimpo veracruzano.  Otros caminaron y avanzaron como para ser los que merecidamente llevaran la estafeta, y se vieron opacados por otros cuya única virtud es el compromiso contraídos.  Desandaron sus pasos, y lenta pero inexorablemente se retiraron de los reflectores, para dar paso a las nuevas estrellas, todas ellas, emisarios de la oscuridad.

     Algunos que bailaban en el cielo azul, demuestran su verdadera naturaleza, y ahora en lugar de dirigir esa orquesta, deciden volar con nuevos, muy nuevos horizontes, recibiendo como pago por cambiar de color, una plurinominal dentro del equipo de los plumíferos.

     El amarillo mostaza, haciendo honor a su color de excremento de bebé, se tiraron entre unos y otros esa misma materia.  Había un sector amarillo azulado, y otro amarillo rojizo.  Al parecer el amarillo azulado se impuso desde la capital, y atenderán a sus verdaderos amos durante el próximo proceso electoral, a pesar de su supuesta distancia ideológica, en clara traición de sus más altos ideales.
     En una noche oscura, una mano negra, meciendo la cuna, apareció de la nada, y tumbó a muchos que se creían inamovibles y resucitó a ciertos personajes que ya olían a cadáver, o atrajo como moscas a la miel, a más de un miembro de la clase apática, o de los otros colores del firmamento electoral.

     Desde los 2,400 metros sobre el nivel del mar, estarán observando con mucho cuidado si el experimentado señor oscuro cumple su función conforme a la instrucción, que llevaba implícita la señal de dónde ganar y dónde perder.  De ello depende una vejez tranquila en alguna embajada o la agitada vida en territorio nacional.  

     Mientras tanto, el resto de los mortales, ni cuenta nos damos de los movimientos en la oscuridad de las entrañas de los equipos contendientes. Por eso, para moverse en la oscuridad, fue escogida una mano muy negra, que pasaría inadvertida en las noches sin luna de febrero y marzo.


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