Acercarse a la música y en consecuencia a la persona de Laura Rebolloso es una experiencia que tiene todo que ver con la esperanza. Aunque ella no lo sabe (por lo tanto no lo explota), más que una cantante de Son, compositora de gran calidad e impulsora de proyectos que han alcanzado éxito incluso internacional, esta xalapeña por adopción, nacida en el Distrito Federal es, también, una luchadora social.
Identificada plenamente por los mexicanos radicados en Estados Unidos, recorre a menudo las ciudades más pobladas por mexicanos, como Los Ángeles, y se presenta en conciertos masivos en Tijuana, al lado de otros versadores Tlacotalpeños y sotaventinos.
En estos días, da clases de jarana y son en universidades de la Unión Americana; hace presentaciones en festivales e importantes foros; pero el próximo mes de noviembre (a su regreso), planea presentar en El Teatro del Estado de esta capital, su más reciente producción discográfica a la que ha nombrado: “Por la esperanza de México”.
“Este disco expresa sonidos, formas, frases, caminos, pensamientos, sueños, preocupaciones y demandas de la gente que esperamos una transformación de México”, explica en entrevista.
“Sones jarochos temáticos con arreglos basados en figuras antiguas de son, nos introducen a sentir la fuerza espiritual, la estética mestiza y colorida de Veracruz”, continúa.
“En cada verso se imprime la esperanza, la tierra, el canto, el contratiempo y la rítmica creativa que se ha cosechado a lo largo de siglos y siglos marineros en donde la música ha viajado desde Europa, África, el Caribe y otras rutas marineras, hasta Veracruz,” nos recuerda.
Laura Rebolloso ha escrito cada verso inspirándose en la situación actual de México, es un disco dedicado a todos los corazones que se preguntan: ¿Cuál será el camino? Conoce muy de cerca esa melancolía que acompaña a nuestros paisanos inmigrantes, cada día de su vida. Y le queda muy claro que México y sus problemas los han puesto en ese doloroso exilio. Asímismo, sabe del sentimiento de impotencia de los que aún habitan este México con tanta desigualdad y en ocasiones, tanta desesperanza.
Hay sones y composiciones en los que escuchamos a la leona, la jarana, el arpa, el violín, el marimbol, el contrabajo, el piano, las percusiones y la tarima. Los coros nos llevan a imaginar el pasado, la niñez y la candela llena del groove africano, heredado al son jarocho.
Después de 25 años de tocar estos instrumentos en fandangos y fiestas populares, además de sus años en la Facultad de Música en la Universidad Veracruzana (UV), Laura Rebolloso compone este nuevo proyecto creativo, acompañada del sonido de sus entrañables compañeros y amigos del Ensamble Marinero. Todos ellos entregados y con una relación íntima con sus instrumentos, con buena técnica y una expresión personal que se adhiere al sonido colectivo que resulta un cálido y esperanzador abrazo.
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