Recientemente se celebraron los 125 años de la fundación de la Editora del Gobierno del Estado de Veracruz, ni en esa oportunidad, ni en ninguna otra, ha sido destacado el hecho de que Elvira Valentina Arteaga Vega es la primera veracruzana en dirigir la mayor casa editorial de la entidad. En este estado, no se cumple la cuota de género, no se reconoce el desempeño de las pocas veracruzanas que han alcanzado cargos públicos.
Para conmemorar el aniversario de la Editora, fueron convocados miembros de su Consejo Editorial, prominentes autores que han sido editados por esta institución, así como los empleados con más años de servicio, quienes fueron reconocidos (ninguna mujer por supuesto) diploma en mano. Pero ningún orador, ninguno; se refirió a la labor de la actual directora que desde diciembre de 2010 dedica su vida a conducir a esta importante empresa.
A la ceremonia, asistió el Secretario de Gobierno (a cuya dependencia está adscrita la editora, como organismo decentralizado), en representación del gobernador Javier Duarte de Ochoa, ausente porque asistía a una reunión nacional de protección civil encabezada por Enrique Peña Nieto; luego de los dos fenómenos meteorológicos ***(Ingrid y Manuel) que dejaron a casi un tercio del territorio nacional bajo el agua.
Los oradores se refirieron a la labor de tantas décadas a favor de la cultura y también a los adelantos en tecnología, preservación de documentos y mejoras a la atención a los usuarios que cotidianamente solicitan los servicios de la Editora.
Pero nadie, mencionó que por primera vez en la rica y basta historia de esta casa editora es una mujer la que dirige su importante labor. Y no es asunto menor: con su sensibilidad y conocimiento del modo en que funciona lo político, Elvira Valentina Arteaga Vega abrió por primera vez, las puertas de la más grande editorial veracruzana a nuevos talentos, acabando con una mafia de unos cuantos artistas municipales, únicos poseedores del privilegio de ser publicados con el sello del gobierno del estado.
Hoy, podemos ser testigos de que las publicaciones además de ser impecables en su contenido y presentación, son resultado de concursos públicos a los que la directora ha convocado; como el de cuento infantil que ya va en su tercera edición y al cual un número muy importante de nuevos creadores ha respondido; fomentando así no solo la lectura al ofrecer nuevos y mejores títulos a los niños veracruzanos, sino además propagando el amor al oficio y arte de escribir.
Probablemente se preguntará: ¿Quién es esta veracruzana notable? Ella es heredera de la cultura del trabajo. Nos cuentan que a los 16 años vendía queso, en Xalapa; mismo que traía del rancho familiar ubicado allá en Martínez de la Torre y con eso ayudaba a sostener sus estudios de derecho en la Universidad Anahuac del Sur.
Una vez concluidos sus estudios, se encaminó al Distrito Federal a probar suerte y allá, se desempeñó como abogado dictaminador de la Procuraduría Federal del Consumidor y poco más tarde cumplió su sueño de formar parte del equipo de la Secretaría Técnica de la Comisión de Estudios Legislativos de 2001 al 2004.
Tiempo de gran aprendizaje en materia de gestión y argumentación del proceso legislativo. Concluyó su maestría en administración pública aplicada en el ITESM (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey) y volvió al estado de Veracruz para incorporarse a la campaña del entonces candidato por el PRI a la gubernatura del estado, Fidel Herrera Beltrán.
A razón del triunfo de este último, tomó posesión como Subprocuradora de Legislación y Consulta de la Secretaría de Finanzas y desde 2010 a la fecha es titular de la notaría número 34 de la undécima demarcación notarial en Veracruz.
A partir de diciembre de 2010 es nombrada Directora de la Editora del gobierno del Estado de Veracruz, y es muy cuestionada por “no ser mujer de letras”. De los muchos hombres que le antecedieron, la mayoría tampoco lo fueron; pero a nadie le interesó hacerlo notar. Su desempeño fue superando al desdén y los resultados matando la grilla que entre los tótems de la cultura Xalapeña se fue generando.
Así, esta mujer de leyes y apasionada del servicio público reconoce que aunque las publicaciones sólo son un 30% del trabajo que realiza la editora, ha sido prioridad demostrar que no habría descuido, sino por el contrario una calidad incuestionable a la hora de imponerle el sello del gobierno del estado a cada una de las obras que salieran de sus talleres.
Y así, están en proceso de edición actualmente: Las Leyendas de Córdoba, de Jacob Buganza; Mirar, una coedición con la Universidad Veracruzana de Héctor Vicario; La obra poética de Agustín F. Cuenca; Zongolica, una coedición con el Tecnológico de Ziongolica; Los Nazis en Perote, una coedición con la UNAM de fotografía artística.
Pero como decíamos, la editora además, emite, custodia y distribuye La Gaceta Oficial del Estado y realiza donaciones de libros a escuelas de comunidades en precarias condiciones, imprime toda la papelería institucional del gobierno del estado e imprime el informe del gobernador.
Los problemas sindicales en la máxima editorial veracruzana son cosa del pasado, pues Elvira Valentina Arteaga Vega ha consolidado una estupenda relación con sus 120 colaboradores, con acciones tan notables como las invitaciones a los hijos de los trabajadores a conocer el centro de trabajo de sus padres, de donde salen con la cara iluminad por el orgullo y diciendo “mi papá hace libros”.
En México y en el estado de Veracruz, la lucha de las mujeres por integrarse en el ámbito político y aumentar su participación tanto cuantitativa como cualitativamente, parece tener mucho por delante pues aún persiste una serie de obstáculos que impiden su acceso al espacio político y el ejercicio de sus derechos político-electorales.
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