En todas partes se cuecen habas… En el
gobierno de Puebla, la Auditoría Superior de la Federación encontró
coincidencias interesantes: De un programa de apoyo a los productores
agropecuarios para compra de equipo e infraestructura, se entregaron al estado
de Puebla 115.5 millones de pesos… de ese dinero, 107 millones de pesos (93.3%)
se utilizaron para comprar equipo a dos empresas del mismo grupo empresarial,
sin considerar las necesidades de los productores agropecuarios. Negocio redondo con el dinero del erario.
Esto sólo para continuar con la línea de Oceanografía, demostrando que en todos
lados se cuecen habas, (lo cual es gravísimo), y sobre todo que aún siendo
presidenciable el gobernador de Puebla, tiene sus buscas, que la propia
contraloría estatal no percibe.
Leí con mucha atención unos artículos
publicados en el Buen Tono, en los cuales el autor decía que no había que
hablar mal de México ni de los mexicanos, sino hacer lo propio correctamente. Y tiene mucha razón, salvo que habemos personas
que creemos que denunciar nuestra realidad permite la posibilidad de
mejorarla. Como en el caso del líder
del PRI en el DF que contrataba mujeres de 18 a 32 años, delgadas, pagadas con
los dineros del PRI para realizar actividades sexuales orales y vaginales con
él, con un salario de 11 a 14 mil pesos mensuales. El denunciar, logró que fuera separado de su
cargo y comenzara una investigación, gracias a Carmen Aristegui.
Algunos medios de comunicación informan a
la ciudadanía, con el fin de que cuando menos, razonen su voto en la siguiente
elección, y cuando más, exijan a sus funcionarios cumplir y hacer cumplir la
ley.
La realidad de México es que los
presidentes municipales se sienten dueños de sus municipios por tres o cuatro
años, y disfrutan del botín y del reparto del mismo entre su banda de
colaboradores. A nivel estatal pasa lo mismo y a nivel federal es la misma
situación. México es así. Y ningún partido político ha ofrecido un verdadero
cambio. La ambición mueve a todos por
igual, y los convierte en asaltantes y saqueadores del erario público. Los diputados y senadores, cuando no son
influyentes, tratan de medio cumplir sus funciones, y cuando lo son, hacen
pingües negocios con los ayuntamientos afines.
En México sucede hoy lo que sucedía en la
colonia. Quien adquiere un puesto público, recupera su inversión diez o cien
millones de veces. Y digo en la colonia,
porque los recaudadores de impuestos compraban sus puestos pagando por adelantado
a la corona, y luego recuperaban su inversión con enormes beneficios… Usando
cualquier método disponible para recaudar y multiplicar su inversión, a
costillas del sufrimiento del pueblo.
Gobernantes viviendo como reyes, y
ciudadanos que trabajan como bueyes para mantenerlos. Sin ningún beneficio para
la sociedad.
El efecto ¨cucaracha¨ es un pretexto muy
común entre las autoridades para justificar el incremento en la violencia en
una zona en especial. Sin considerar que
es una falta de respeto a los criminales compararlos con las cucarachas, y una
falta de respeto a los ciudadanos justificar su incapacidad para brindar
seguridad y justicia, con ese burdo pretexto… Haya o no haya operativos en
otros estados o municipios, la autoridad (si quiere que se considere como tal),
debe de cumplir su parte del trato social.
Pero en la realidad, en nuestro país es
muy raro el funcionario de seguridad, -sobre todo los de alto nivel-, que
tienen interés en resolver este tipo de problemas. Ellos llegan a puestos en los que jamás
soñaron, y durante los seis años que dura su función, se hacen
multimillonarios, como para que ni sus nietos trabajen en toda su vida, y esa,
es su única preocupación. Los que
sufren, las víctimas, esas no importan, sólo importa cuánto dinero llevan hoy a
sus ya de por sí, muy gordas cuentas bancarias.
México es en realidad el gran teatro de la
simulación. Todos simulamos hacer algo cuando en realidad estamos haciendo otra
cosa. Por ejemplo, la mayoría de los
contribuyentes, simula pagar la totalidad de sus impuestos. La autoridad simula
que se lo cree, y no cobra de manera más eficiente para no alebrestar a la
población. Los mexicanos simulamos ser
buenos ciudadanos, y la autoridad simula cumplir con su función. Simulamos ser
un país de leyes cuando éstas pocas veces se respetan, y sólo se aplican de
manera selectiva en contra de los enemigos del sistema.
Incluso, tenemos fantasmas en la redacción
de los medios, pues los correctores ortográficos nos hacen travesuras… En mi
colaboración anterior, publiqué que Janet Zárate Monluí comentaba algo sobre
las grandes ideas (ideotas textualmente) que había sobre cierta área a
modificar en Córdoba. El fantasma de la redacción publicó idiotas en lugar de
ideotas… Hago la aclaración porque
Janet como el resto de su dinastía es mujer de carácter duro y muy valiente,
pero incapaz de usar palabras altisonantes.
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