La contaminación es una de las grandes amenazas a la que se enfrentan las costas mexicanas: los vertidos de aguas residuales urbanas e industriales sin tratar y que se producen minuto a minuto contribuyen notablemente a agravar el problema. En México actualmente solo se trata el 40% de las aguas residuales y las autoridades hacen muy poco para incrementar este porcentaje, de hecho, cada segundo se vierten a las cuencas 124 mil litros de aguas sin tratar.
La principal causa de la contaminación de las playas mexicanas es el drenaje que vierte sus aguas negras directamente al mar. Las plantas de tratamiento del país son insuficientes y, en muchos casos, funcionan mal; se estima que de alrededor de 1,500 que existen en todo el país, 178 están inactivas y Veracruz es el estado costero que mayor volumen de aguas negras vierte, arroja más de 15 mil litros ¡cada segundo!
De los 154 municipios con costa en México, únicamente la mitad cuenta con plantas de tratamiento de aguas negras. Sin embargo, de los 77 municipios que sí cuentan con infraestructura para el saneamiento de aguas, una parte no funciona al 100% de su capacidad y otra parte tiene una capacidad menor a la necesaria.
En contraparte, estados costeros como Campeche y Yucatán tratan apenas 1.9 y 4.4 por ciento de sus aguas residuales, respectivamente. En Veracruz, Jalisco y Campeche se ubican las playas más contaminadas del país.
El vertido de aguas negras a las costas afecta directamente a casi 3 millones de personas que viven en municipios costeros, a esta cifra se deben agregar los turistas que visitan las playas.
Nadar en aguas insalubres implica poner en riesgo la salud, pues ello puede provocar irritación en la piel, infecciones en oídos, ojos y aparato respiratorio, malestar estomacal y hasta diarrea por infecciones gastrointestinales. El problema no termina en la salud humana ya que debido a la contaminación de las zonas costeras y a las descargas agrícolas, domésticas e industriales, también se ha encontrado contaminación en ostiones y peces que llegan a nuestras mesas conteniendo sustancias tóxicas como cadmio, plomo, mercurio, cobre, zinc, además de compuestos orgánicos persistentes como plaguicidas, hidrocarburos y bacterias de salmonella y de cólera.
Las secretarías de Medio Ambiente (Semarnat), Salud, Marina y Turismo son responsables del Sistema Nacional de Información sobre la Calidad del Agua en Playas y es su deber informar veraz y oportunamente a la ciudadanía cuál es la calidad bacteriológica del agua, principalmente en los destinos turísticos, para que la población conozca los riesgos que enfrenta en algunas zonas, sin embargo, es poco lo que hacen. En la campaña "por playas limpias" Greenpeace permanentemente les ha exigido a las autoridades de diversos niveles de gobierno que cumplan con su responsabilidad.
La Semarnat debe informar antes de cada periodo vacacional cuál es el estado de las playas; Greenpeace pidió el sexenio pasado que esta dependencia no trivializara el grado de contaminación y exigió que hiciera accesible esa información a la ciudadanía que visita las playas, por ello, la Secretaría de Salud, a través de la Cofepris, debe tomar medidas claras en beneficio de la población cuando el grado de contaminación representa una amenaza para la salud; La Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Procuraduría Federal para la Protección del Medio Ambiente (Profepa) tienen la responsabilidad de clausurar desagües ilegales y los municipios tienen la responsabilidad constitucional de tratar sus aguas residuales, aunque en la práctica ocurra esto mínimamente.
Por todo ello, se debe insistir en la necesidad inaplazable de crear el marco legal que obligue a que se construyan plantas de tratamiento de aguas residuales tanto por los distintos niveles de gobierno, como en todos y cada uno de los proyectos privados de infraestructura de servicios; en el caso del sector público, la Secretaría de Hacienda podría participar decisivamente en dicho problema creando una partida financiera específica para los municipios costeros, a fin de que el 100 por ciento de las aguas negras sean tratadas en vez de ser vertidas directamente al mar.
La principal causa de la contaminación de las playas mexicanas es el drenaje que vierte sus aguas negras directamente al mar. Las plantas de tratamiento del país son insuficientes y, en muchos casos, funcionan mal; se estima que de alrededor de 1,500 que existen en todo el país, 178 están inactivas y Veracruz es el estado costero que mayor volumen de aguas negras vierte, arroja más de 15 mil litros ¡cada segundo!
De los 154 municipios con costa en México, únicamente la mitad cuenta con plantas de tratamiento de aguas negras. Sin embargo, de los 77 municipios que sí cuentan con infraestructura para el saneamiento de aguas, una parte no funciona al 100% de su capacidad y otra parte tiene una capacidad menor a la necesaria.
En contraparte, estados costeros como Campeche y Yucatán tratan apenas 1.9 y 4.4 por ciento de sus aguas residuales, respectivamente. En Veracruz, Jalisco y Campeche se ubican las playas más contaminadas del país.
El vertido de aguas negras a las costas afecta directamente a casi 3 millones de personas que viven en municipios costeros, a esta cifra se deben agregar los turistas que visitan las playas.
Nadar en aguas insalubres implica poner en riesgo la salud, pues ello puede provocar irritación en la piel, infecciones en oídos, ojos y aparato respiratorio, malestar estomacal y hasta diarrea por infecciones gastrointestinales. El problema no termina en la salud humana ya que debido a la contaminación de las zonas costeras y a las descargas agrícolas, domésticas e industriales, también se ha encontrado contaminación en ostiones y peces que llegan a nuestras mesas conteniendo sustancias tóxicas como cadmio, plomo, mercurio, cobre, zinc, además de compuestos orgánicos persistentes como plaguicidas, hidrocarburos y bacterias de salmonella y de cólera.
Las secretarías de Medio Ambiente (Semarnat), Salud, Marina y Turismo son responsables del Sistema Nacional de Información sobre la Calidad del Agua en Playas y es su deber informar veraz y oportunamente a la ciudadanía cuál es la calidad bacteriológica del agua, principalmente en los destinos turísticos, para que la población conozca los riesgos que enfrenta en algunas zonas, sin embargo, es poco lo que hacen. En la campaña "por playas limpias" Greenpeace permanentemente les ha exigido a las autoridades de diversos niveles de gobierno que cumplan con su responsabilidad.
La Semarnat debe informar antes de cada periodo vacacional cuál es el estado de las playas; Greenpeace pidió el sexenio pasado que esta dependencia no trivializara el grado de contaminación y exigió que hiciera accesible esa información a la ciudadanía que visita las playas, por ello, la Secretaría de Salud, a través de la Cofepris, debe tomar medidas claras en beneficio de la población cuando el grado de contaminación representa una amenaza para la salud; La Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Procuraduría Federal para la Protección del Medio Ambiente (Profepa) tienen la responsabilidad de clausurar desagües ilegales y los municipios tienen la responsabilidad constitucional de tratar sus aguas residuales, aunque en la práctica ocurra esto mínimamente.
Por todo ello, se debe insistir en la necesidad inaplazable de crear el marco legal que obligue a que se construyan plantas de tratamiento de aguas residuales tanto por los distintos niveles de gobierno, como en todos y cada uno de los proyectos privados de infraestructura de servicios; en el caso del sector público, la Secretaría de Hacienda podría participar decisivamente en dicho problema creando una partida financiera específica para los municipios costeros, a fin de que el 100 por ciento de las aguas negras sean tratadas en vez de ser vertidas directamente al mar.
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