Su excelencia el Rey Enrique I a través
del ministro del tesoro Conde (nado) Don Luis Videgaray y Caso, se dirige a la
plebe, para enterarlos de sus próximas obligaciones impositivas para el año de
nuestro Señor 2014.
Ustedes como siervos fieles y amorosos
entienden perfectamente que los compromisos del reino y el mantenimiento de la
burocracia administrativa nos han obligado a ejercer mayor vigilancia en el
ingreso de los siervos, con el fin de recaudar más y mayores impuestos el
próximo año, con la venia de su Majestad.
Sabed pues pueblo de México, que a partir
del próximo enero, estaremos vigilando y enterados de cualquier transacción de
índole bancaria, tarjeta de crédito (bancaria o de empresa), tarjeta de débito,
transferencia y monedero electrónico.
Estaremos enterados perfectamente de los
gastos que ustedes realicen, y les cargaremos la mayor cantidad de impuestos
posible, sin matarlos de hambre. Es
necesario para el reino que ustedes subsistan, (pues quien trabajaría
entonces), y por ello, Su Majestad y Quien Esto Suscribe El Conde Don Luis
Videgaray, hemos decidido con la Voluntad de Dios Nuestro Señor, llevar a cabo
esta reforma fiscal que ya ha sido aprobada tanto en la cámara de los comunes
como en la cámara de los Lores.
Es nuestro deber informar a quien a la
fecha lo desconozca, que los actuales cortesanos son denominados políticos, y
los puestos de nobleza han sido sustituidos por nombres más actuales como
Gobernador, Presidente Municipal, Director, Funcionario, etc., y que nuestros
recaudadores de rentas, hoy se denominan auditores fiscales.
En lugar de tener una casa real a la cual
mantener con vuestro trabajo, del cual alegremente nos entregaís buena parte,
hoy denominamos nobleza a la partidocracia.
Por ende, es ilógico pensar que la propia nobleza mexicana dejará de
percibir sus rentas, y de gozar de sus privilegios conforme a las peticiones
que los plebeyos han expresado mediante distintos medios de comunicación.
Que quede claro: ¨Jamás vamos a renunciar
a las prebendas y beneficios que nos otorga el ser miembros de la sociedad de
sangre azul¨. No vamos –de ninguna
manera- a modificar las leyes para que la plebe se entere del uso que hacemos
de los impuestos que nos otorgan. Por
ningún motivo vamos a enjuiciar a personajes de la nobleza por malversación de fondos,
pues es derecho divino el que quien aplica los dineros del pueblo, se quede con
una buena parte de dichos dineros. Y no estáis de acuerdo, ateneos a las
consecuencias de ser quemado en la hoguera y excomulgado por opinar en
contrario a la opinión real.
Se me informa que ya no quemamos en la
hoguera, y que la inquisición como instrumento de control gubernamental ya
desapareció. Esto no obsta para que quien esté en contra de nosotros, pueda ser
usado como medio de catarsis para el pueblo, -que de todas formas seguirá
manteniendo a la partidocracia-, o en el mejor de los casos ¨desaparecido¨ por
grupos fuera de la ley que dependen de nosotros (la nobleza) para continuar con
su labor en perjuicio de la sociedad.
Su Majestad y un Servidor, disfrutaremos
conjuntamente con el resto de los funcionarios públicos de los impuestos que
ustedes –por la buena o por la mala- paguen cada año. Dejaremos sin trabajo a
más personas, y será su problema encontrar otra forma de vida. Si con nuestras reformas, algunos
inversionistas dejan de invertir en nuestro (NUESTRO no de ustedes) país, peor
para ellos… Nosotros ofrecemos un mercado de 110 millones de siervos, sometidos
a nuestros designios y trabajando para nosotros.
La cámara de los comunes, promulgará las
leyes que a Su Majestad complazcan (y a nuestros acreedores extranjeros), y la
cámara de los Lores protegerá los intereses de la clase social que se encuentra
en la cúspide de la pirámide social.
El resto, cuídese por sí mismo, cumpla con su pago de impuestos, y
dedíquese a servir a Enrique I.
¡¡¡¡¡ VIVA EL REY ¡!!!!!
¡¡¡¡ VIVA NUESTRO REINO!!!!! (que
quede claro, NUESTRO México, no su México, pues ese no existe, es nuestro y no
soltaremos la propiedad del mismo).
Escrito en el año de nuestro señor 2013,
con la bendición de la alta curia romana asentada en el territorio llamado
México, con el apoyo de la alta aristocracia Industrial y Comercial, y sobre el
edificio social construido sobre las espaldas de miles de nobles hoy conocidos
como burócratas.
Cumplidas vuestras órdenes Grandes Señores
Extranjeros y Grandes Potencias Extranjeras.
Habrá más dinero para ustedes, sin que la nobleza burocrática tenga que
hacer ningún sacrificio de honestidad o buen manejo de los recursos públicos.
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