Me llama la atención la cantidad de
agravios que están apareciendo día con día en los medios de difusión, causados
por la administración del hoy candidato a diputado local Francisco Portilla.
Los arquitectos reclaman –seguramente con conocimiento y razón-, que las obras
que se realizan en Córdoba se le entregan a foráneos, incluso sin licitación, y
cuestionan los costos de las mismas, en particular el costo enorme de la
remodelación del parque 21 de mayo.
Los contadores, más discretos, reclaman en
corto, el hecho de que quien audita el ayuntamiento de Córdoba, es un foráneo,
a pesar de que en Córdoba hay contadores registrados en el ORFIS que cumplen
con todos los requisitos para realizar dicho trabajo.
Los medios de comunicación reclaman airadamente
la falta de transparencia del ayuntamiento cordobés, y no encuentran
justificación a que una persona como el actual alcalde suplente, se convierta
en ¨tapadera¨ y oculte información que debiera de ser pública, pues las obras
las hizo Portilla con el dinero de los cordobeses.
Nos enteramos también que el nuevo
alcalde, le quita una beca deportiva a Omar Osorio, que es un orgullo para
Córdoba, deportista de talla internacional. También le quita apoyos a
organizaciones como la casa hogar, y resulta que con ese dinero va a ampliar el
registro civil y va a climatizar el salón central de palacio. Mostrando una absoluta insensibilidad social,
y un tremendo desconocimiento de lo que los cordobeses quieren. Y sigue la mata
dando, con el bloqueo –por falta de apoyo- a una carrera de 5 y 10 kilómetros
que ya es tradición en Córdoba, ofreciendo apoyo de tránsito, cuándo ya no
tiene tránsito el ayuntamiento.
Supuestamente despidió al director de Obras Públicas que trabajaba con
Portilla, pero dejó a su segundo de a bordo, quien no proporciona información
de nada, como si de tapar algún pecadillo se tratara, generando enorme
suspicacia entre la ciudadanía, sobre la honestidad de la administración que
está por terminar, sobre todo en rubros como el denominado ¨gastos diversos¨,
del cual no se sabe absolutamente nada.
Qué pena que el Sr. Rivas, se preste a detener el desarrollo de
políticas públicas urgentes como la transparencia y rendición de cuentas.
Mientras que el gobernador del estado presume que Veracruz en ejemplo de
modernidad, y en Córdoba se administra el patrimonio público como si fuera
privado.
En el PAN las cosas están muy raras, hay
un PAN de Miguel Angel Yunes, y un PAN de panistas, y otro pequeño PAN de
radicales de ultraderecha herencia de Manuel Espino, quien ocupa su capital
político para apoyar a un partidito recién nacido, cuya ideología queda en
entredicho, el denominado AVE propiedad de Alfredo Tress, y supuesto esquirol
del PRI para las próximas elecciones. Y allí vemos que se refugian varios
panistas, algunos de renombre y otros sin nombre.
Mientras en Fortín, la elección interna
del PAN sigue en entredicho, mientras dos contendientes, supuestamente
perdedores, denuncian irregularidades y falta de transparencia. Lo mismo que se
denunció en Córdoba, por el incremento de miembros activos que reciben
beneficios del programa oportunidades. Programa que mancha la planilla del
aspirante a la alcaldía de Córdoba, por tener a dos de sus mapaches y
operadores dentro de su comuna.
Uno se pregunta si sabrá el alcalde
Guillermo Rivas que un funcionario público incurre en delito si conoce de algún
ilícito cometido por otro funcionario público y no lo denuncia. Rivas tiene la obligación de hacer un buen
cierre de administración, pero también un deber moral con la sociedad,
transparentando e informando no sólo de lo que él hace, sino de lo que hizo su
antecesor. No debe dejar dudas, y mucho menos, por ahorrar unos centavos, dejar
sin apoyo a la casa hogar, o a un deportista del cual la ciudad está tan
orgullosa, como es el caso de Omar Osorio.
Tal parece que no hay asesores políticos en el ayuntamiento, y por lo tanto no hay sensibilidad política
ni social en las medidas que se toman.
Es una pena, que por no aclarar las cosas,
quede manchada la imagen de Portilla, y la de Rivas. Quizá todo está claro y
limpio, pero al no informar, hacen pensar que todo está turbio y sucio, en esta
administración. Flaco favor para un
aspirante a la diputación local.
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