Pensando en las fiestas patrias, y en el
supuesto amor a México que los mexicanos decimos tener, llegué a la conclusión
de que muchos de los patrioteros no tienen ni la más mínima idea de lo que es
amor a la Patria, y que muchos mexicanos demuestran en los hechos, su odio a
México.
Podemos hablar de todos aquéllos que con
sus actos dañan a la Patria. Y la Patria
entendida como cada metro cuadrado de territorio nacional, y también entendida
como el colectivo de ciudadanos que habitamos este país.
Desde aquél que no tiene el mínimo respeto
por las reglas de convivencia hasta aquél que tira basura, tala árboles,
ensucia, es irresponsable con el medio ambiente, grafitea, y en aras de una
falsta protesta, es capaz de lastimar y violentar el patrimonio y sobre todo
las personas de otros mexicanos.
En la misma prensa podemos ver el odio a
México día con día. Se habla permanentemente de prensa coludida, sin considerar
que muchos de aquéllos que acusan que algún medio esta coludido, también son
medios coludidos, precisamente porque sólo señalan lo malo que existe en
realidad, pero también lo malo que solo existe en la mente de sus editores.
Inventando historias, justificando lo injustificable, en aras de defender…. Nada!!!!!
Solo atacar a alguien, a algo, alguna institución o alguna corriente
política, o quizá atacar a TODO. Son
medios que critican la censura, pero censuran con el mismo impetú y voluntad,
solo que lo contrario que censuran otros.
Hay censura evitando hablar mal de alguien o algo, pero también hay
censura evitando que se hable bien de alguien o algo.
Los políticos provocadores, esos que
mienten y engañan a una población ignorante, también demuestran en hechos su
odio a México. Los ciudadanos apáticos,
aquéllos que dejan hacer a los gobernantes lo que quieren éstos últimos, pero
no solo a los gobernantes, sino a cualquier poder real o fáctico. Los mexicanos
que no buscan que se haga lo correcto sino lo más cómodo. Todo ellos podrían ser considerados traidores
a la patria, porque con sus actos dañan a nuestro país, dañan a México. Y sin embargo, muchas opiniones defienden lo
indefendible.
Ya no se trata de clases sociales, o de
oportunidades en la vida. Se trata de reglas de convivencia, de respeto al otro
y a los bienes del otro, de respeto a la Nación, al estado, a la ciudad, al
lugar dónde se vive o transita, respeto al entorno. Y sobre todo, respeto a los ideales que se
dice tener. Porque no sólo en la política, en la vida cotidiana, en nuestro
trabajo, en nuestra convivencia social, invariablemente vemos a muchos
mexicanos que con hechos demuestran su odio a México y a todo lo que nuestro
país representa.
La ignorancia hace sentir que el amor a
México implica apoyar desde la casa (rídiculo apoyo) a la selección mexicana de
fut bol. Cuando en verdad el amor a
México se demuestra con tolerancia a los otros mexicanos, estén dónde
estén. Con respeto a los vecinos, a la
gente con la que nos cruzamos en nuestro diario vivir. Con cumplir las reglas de convivencia,
incluso aunque cueste trabajo decirlo, pagando correctamente nuestros
impuestos, y después, exigiendo que se usen de la mejor manera posible, y no
como patrimonio particular del poderoso en turno.
Una regla básica es que el estado debe de
garantizar la seguridad de personas y bienes en el país. El monopolio de la
violencia lo debe tener el estado. Y resulta ridículo que cuando lo ejerce en
cumplimiento de su obligación, se le acuse de represor, mientras que a los
criminales que reprime se les trate de ensalzar como héroes. Y me refiero al caso específico de las
recientes protestas violentas en el D. F.
Lo invito amable lector a hacer una
reflexión y analizar si usted ama a México o lo odia, y no lo analice en
función de sentimientos, sino en función de su vida, de sus actos. Luego haga lo mismo con la forma de actuar de
amigos y conocidos, y cuando coincida conmigo, le invito a generar una cadena
de amor a México, haciendo lo que se debe, y pidiendo a los demás que hagan lo
que deben. Nada más ni nada menos.
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