CAMALEON
A fuerza de repetirse ciertas acciones desde el poder suelen ser predecibles (aunque no precisamente transparentes), por lo que transmiten a la ciudadanía la certeza de lo que habrá de acontecer sobre un tema en particular. Así sucede, por caso, con la aparentemente ya decidida ratificación del actual titular del Orfis para otro periodo. Algo similar ocurre con la solicitud de incremento a las tarifas del servicio urbano en el estado de Veracruz, pues algunos concesionarios ya han empezado a ventilar el tema públicamente, no por cierto con la debida seriedad tal como lo indica la desafortunada y frívola afirmación de que el servicio que prestan “es del primer mundo”.
Respecto a que ya está decidido que Audirac repita al frente del órgano fiscalizador basta observar el sinnúmero de inserciones pagadas que proponen su permanencia en ese importante encargo público. Son opiniones pagadas, por supuesto, desde el poder; al menos que por alguna razón mágica al representante de los evangelistas en el estado su elevada conciencia ciudadana le haya impulsado espontáneamente el prurito de pedir la permanencia de Audirac en el Orfis, porque este, según dice en la publicación, “ha evitado la corrupción en los municipios”. O que el trabajo de Audirac en el Orfis haya sido extraordinariamente impecable como para excitar a una asociación de abogados de Tuxpan a publicar dos cartas el mismo día, en el mismo Diario, clamando porque se le ratifique en el cargo. Otras cartas con similar jaez corroboran lo que siempre se ha afirmado: en política nada es espontáneo ni fruto de la casualidad.
Es esta una estrategia que no por repetida deja de ser infantil… y muy costosa para el erario veracruzano. Infantil porque las publicaciones no convencen a nadie de su espontaneidad; costosa porque investiría ternura inferir que cada apoyador paga de su peculio los textos publicados. Respecto al contenido de estos existen más interrogantes que respuestas. La primera sería acerca de si de verdad con Audirac la corrupción en los ayuntamientos ha sido menor a la usual; la respuesta es obvia, cae por su propio peso si profundizamos en el gravísimo quebranto de las finanzas públicas municipales en los últimos siete años.
Está por demás asegurar que los malos manejos del erario municipal en Veracruz no representan un fenómeno nuevo. Pero no es aventurado el aserto en cuanto a la falta de control y supervisión en el manejo de las finanzas municipales que ocasionó su acentuado deterioro; prueba irrebatible sería la ausencia de vigilancia en la aplicación de los recursos provenientes de la bursatilización del 20% correspondiente a los municipios. Como lo accesorio corre la suerte de lo principal, oteando el desbarajuste que había en la administración estatal, o simplemente siguiendo un paradigma, los munícipes del trienio 2007-2010 dieron rienda suelta a sus instintos depredadores devorando impunemente el erario a su cargo. En consecuencia, para nadie es un secreto la penuria financiera de los municipios veracruzanos ¿quién podría explicarlo sin temor a tirar la primera piedra?
En resumen, la posible ratificación de Audirac al frente del Orfis, es una decisión que desafortunadamente no le corresponde tomar a la sociedad veracruzana, cuyos parámetros para medir resultados en la gestión pública es evidente que no coinciden con los que se aplican en los ámbitos de quienes integran la elite en el poder.
Otro asunto de interés general que se avecina es el incremento de las tarifas del transporte urbano de pasajeros en el estado de Veracruz. Aquí la tarifa vigente es de ocho pesos, estudiantes y la tercera edad pagan 4 o 5 pesos, según el modelo del autobús. Los concesionarios de este servicio alegan pérdidas o magras ganancias y, según ellos, están agobiados por el continuo incremente al precio del diesel y las gasolinas. El lamentable estado de las unidades con las que prestan el servicio de pasajeros es muy obvio, culpan de ello a las bajas tarifas y prometen mejorarlas solo si estas se incrementan. Pero es un esquema utilizado cada vez que piden aumento a lo que cobran, porque la modernizando de sus unidades es de plazos indefinidos.
El concesionario pide al gobierno la autorización de los incrementos y ¿qué hace la autoridad, a cambio del aumento, les obliga a mejorar el servicio? Por lo que se ve, no. ¿El incremento de los combustibles es razón de peso para aumentar tarifas? No necesariamente si comparamos el servicio de pasajeros en Veracruz con el de otras entidades de la república mexicana. ¿Que hacen los gobiernos de otras entidades para que sus gobernados gocen de buen servicio de transporte urbano con tarifas justas? La interrogante es válida, según testimonios:
Si vamos a Puebla, a Oaxaca, a Mérida, a Can Cun, a León, a Guadalajara, etc. encontraremos un servicio de transporte urbano que en calidad supera con mucho a la que recibimos los veracruzanos, y a menor precio. En Veracruz la tarifa es de 8 pesos; en Can Cun cuesta lo mismo, solo que por unidades confortables y con clima. En León, la “oruga”, es un autobús amplio, cómodo y seguro, con capacidad hasta para 200 personas y cobra 8 pesos en rutas troncales, es decir, con el mismo costo hay oportunidad de transbordar. En Puebla, Aguascalientes, Michoacán, Chihuahua tienen una tarifa de 6 pesos; en Mérida se puede viajar en rutas interconectadas por toda la ciudad, la tarifa es de 6 pesos. En Puerto Vallarta un autobús cobra 6 pesos desde el centro hasta el aeropuerto.
En el estado de Nuevo León el servicio sin Aire Acondicionado en Midibús Panorámico cuesta 7.50 pesos, para estudiantes y tercera edad 4.50; en Periférico Panorámico 8.00 pesos y 4.50 estudiantes y tercera edad; en metrobus 8 pesos. Autobuses con aire acondicionado 8.50 pesos. Como estas, pudiéramos encontrar similares referencias en otros estados de la república mexicana. Entonces ¿Por qué aquí tenemos un servicio de pasajeros caro y malo? Es una interrogación cuya respuesta corre a cargo de los “negociadores” del gobierno.
Por cierto, la información acerca del servicio público de pasajeros está disponible en páginas web en casi todas las entidades de la república (ver las de Nuevo León, León, Gto. Torreón, Coah; Guadalajara, etc.); en Veracruz no fue posible encontrar información por ese medio, algo que explica con meridiana claridad el por qué aquí estamos como estamos. ¡Ah! Pero eso sí, nos damos el lujo de pagar planas en los periódicos para justificar decisiones cupulares ajenas al interés público.
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