EL BOSQUE Por: Gilberto Haaz Diez

Acertijos

*De Saramago: Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos. Camelot.
 

EL BOSQUE

Algunos mexicanos que por aquí viven, en este sitio llamado ‘The Woodlands’, aseguran que ya debe mencionársele como ‘Los Woodlands’, por tanto paisano que ha tomado esta ciudad como lugar de inversión, de vida, de esperanza.
De veraneo también, huyeron la mayoría de los grandes problemas en algunas ciudades como el DF, Guadalajara (Tamaulipas no, porque allí rolan rumbo Bronwsville, Mc Allen o San Antonio, Texas, al igual que Nuevo León).
Muchos trasladaron a sus familias y vienen los fines de semana a convivir con ellos.
Pero he aquí que esta ciudad, que parecía pequeña y hoy es monstruosa, alberga a muchísimos paisanos, veracruzanos también.
Los autos Ferrari y Porsche con placas defeñas, dan cuenta de que con esos automóviles ya no se podía andar en ciudades peligrosas como las nuestras, aunque Marcelo Ebrard ya puso un poco de orden en el DF y al parecer vamos mejorando en la seguridad de zonas urbanas.
Igual ocurre en Veracruz, donde la gloriosa Marina ya pone orden. Y se van espaciando las ejecuciones y toda esa maldad que nos persiguió un buen tiempo de terror. Cuando pensamos que el miedo nos paralizaba, y logró paralizarnos.
Comenté ayer del beisbol. Me encontré con Jean Paul Mansur en el aeropuerto de Veracruz y hablamos un poco del beisbol.
Suelo no conocer mucho de ese deporte, aunque me jacto de que cada que piso Nueva York voy al estadio de los Yankees a verles jugar.
Pero eso me sirvió para acordarme de otro gran personaje orizabeño, Jaime Pérez Avellá. Gente ligada al beisbol de alturas, empresario orgullo de Orizaba, que un día partió a tierras extrañas, no lejanas, y se encumbró para bien del deporte.
Tuvo, entre otras cosas, el contrato mexicano de Fernando Valenzuela, a quien vendió a los Dodgers de los Ángeles para crear la Fernandomanía, cuando el pitcher mexicano tiraba los scrawballs como nadie y el beisbol no volvió a ser lo mismo, cuando él apareció. Cuando los comentaristas de NBC y CBS y ESPN tuvieron que aprender unas palabras en español, para hablar con el rey del pitcheo.
Ese contrato catapultó al beisbolista de Etchohuaquila y a Jaime lo llevó a los senderos de Mike Brito y Tom Lasorda, que tenían que quitarse el sombrero porque Mike Brito presume ser su descubridor, pero Valenzuela ya tiraba recitales con Jaime.

LOS HOSPITALES

Estoy en Woodlands, cerquita de Houston, en esta ciudad con bosque donde se ha esparcido el progreso. Donde ya están instalados 3 centros médicos para dar servicio a todo el mundo, porque si de algo tiene fama Houston, es de sus centros hospitalarios. Tienen los de toda la vida, los del Centro de Houston, los de los grandes edificios, los muy conocidos. Otro en el sur, el Sugarland, y ahora este que crearon aquí en Woodlands. Porque si la gente viene a curarse o a internarse, nada mejor que hacerlo en esta zona, mucho bosque, la naturaleza a la mano y una buena quietud, comparada con el ajetreo de la ciudad.
Son 3: el St Lukes, el Memorial Herrmann y el Metodista.
Y el centro de cáncer.
Uno camina entre una veredita hermosa, con un calor perrón. 38 grados, son los tiempos caniculares en esta región petrolera, aquí donde se han sublimado las grandes cosas y donde tienen las mejores autopistas del mundo, junto con California.
Que entre estos dos estados bien podrían ser dos países diferentes, con la cuarta o la quinta economía del mundo.
Donde se movieron a base del progreso del petróleo, en manos privadas, y donde se ve orden por todos lados, aun con los problemas que confrontan.
Sus grandes tiendas y sus grandes comercios y sus Mall, plazas comerciales.
Voy a la aldea. Un correo llega donde Peña Nieto tiene bien cautivos a los gobernadores de los estados, a los actuales y a los electos. Todos priístas.
Vive Peña Nieto una nueva intensidad política.
Desde aquellos tiempos remotos, cuando la República se reunía en periodo de la presidencia imperial de José López Portillo, desde hace doce años ningún priísta había tenido a su lado a los gobernadores.
16 gobernadores, dice el comunicado y ahora veo las fotos.
‘Pleno respeto al federalismo y a la división de poderes’, reza uno de sus renglones.
Esperemos que así sea. El país no quisiera volver nunca más a aquellos tiempos en que las horas del presidente eran las horas de los estados y de sus gobernadores.
Cuando, por ejemplo, en tiempo de Adolfo Ruiz Cortines, viejo marrullero, los gobernadores y hasta los alcaldes se decidían desde Palacio Nacional.
Una anécdota. Un día un grupo de gente veracruzana fue a ver a Ruiz Cortines. Presidente zorro, le pedían dejar escoger a quién sería su alcalde para Veracruz.
“No”, les atajó, “yo desde acá arribita veo mejor que ustedes”, les dijo.
Muchos piensan que esos tiempos vuelven.
Que los dinos no se habían ido, que solo estaban agazapados.
La lectura mala de impulsar como coordinadores congresistas a Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones, es quizá el mejor ejemplo de que Enrique Peña Nieto no entendió el significado del voto de los millones de mexicanos que votaron por él.
Ayer mismo, al hablar con un paisano veracruzano, me dijo: “De haber sabido que regresaban Beltrones y Gamboa, júralo que hubiera votado por Andrés Manuel”.
Eso dijo.
Otra más. No puede volver a tener la presidencia el férreo control sobre los gobernadores. Con la oposición se manejó una autonomía respetuosa. El presidente Calderón, pese a que algunos le caían gacho, respetó a todos los gobernadores, a los suyos y a los de enfrente. A algunos a lo mucho les congelaba la lana federal, pero nada de que te veo feo y te me vas. Ojalá y lo entiendan. Si no, que les aproveche. Seis años se van rápido.

Comentarios: haazgilberto@hotmail.com