AL ESTILO MATHEY
Pasan y pasan los años.
Los recuerdos se acumulan, la memoria se esfuerza, regresa a los viejos tiempos, a los buenos tiempos, a los difíciles tiempos; ¡sabia virtud de conocer el tiempo!, diría don Renato Leduc.
La rueda de los años circula lenta, expectante; la mente profundiza, rasca entre el grosor del olvido, hurga debajo de las orejas, ¡piensa!, evoca, rememora en el recuerdo de un personaje singular, apreciado, respetado, querido.
Se trata de un hombre de los de antes, de esos que ya casi no hay, forjado a la antigua, en la severidad de una familia de bien, que no le desea el mal a nadie, que si bien en su diario parlar recurre a las palabrotas altisonantes como lo hace la gente del sur, no las dice con el afán de ofender, sino para mostrar la enorme franqueza que lo distingue desde su juventud, incluso hasta para dar un buen consejo: “¡no te apendejes!; ¡¡ánimooo!!”.
Es la imagen que tengo de Meli, de Melitón Morales Domínguez, de allá por mi época del bachillerato; del abogado perspicaz que alborotaba a la gente donde se parara no solo en los juzgados de Acayucan, incluso en los pecaminosos y tan famosos recintos del placer que daban fama en los años sesenta a su natal Oluta.
Bohemio puro, de noble corazón y gran cabeza, que ayuda a quien puede, en seguimiento natural a la herencia de unos padres como don Claudio Morales Ortiz y doña Hesiquia Domínguez que como buenos comerciantes sabían prever los buenos y los malos tiempos y que se esforzaron hasta el último gramo de sus energías para que sus hijos asimilaran la buena educación con todos los valores para vivir en armonía con sus semejantes, así llega a mi mente la historia de Meli y la historia de su proyecto.
Era un mediodía, casi las dos de la tarde de un día soleado, caluroso de agosto; de uno de los primeros años del inicio del mandato de Agustín Acosta Lagunes.
Una de las mesas afuera del legendario café Terraza Jardín, el de aquellos “Os Joao”; de “Los Papas New Bands”; en la mesa de siempre, la de los periodistas, la mesa de la Redacción vaya. Allí estaban Benjamín Domínguez, Felipe Bustos, Orlando García, Noé Valdés, Román García, Don Pedro Melgarejo, la verdad no me acuerdo exactamente quiénes estaban.
Melitón Morales bajó de su despacho en El Nachita, ahí al lado. Entonces estaba totalmente dedicado a litigar pero ya había ocupado cargos importantes en la política local y federal, era ampliamente conocido en el estado y por entonces lo candidateaban pata dirigir la asociación estatal de padres de familia.
En el camino se deshizo de la solidaria compañía de José Zaydén, experto en ajedrez, aunque desde chico inquieto y batallador.
EL Meli llegó a presumirnos su nueva inventiva concebida junto a su colega Lucina González Facundo, como consecuencia de aquel famoso “Correo de la Noche” que inundaba el palacio de gobierno en el tiempo de Murillo Vidal y el que había trabajado con mis amigos Hipólito Cuevas y don Enrique Olivera
Traía una revista armada en el mítico mimeógrafo y el “esténcil”,crítica y jocosa con caricaturas de Gabriel y su famosa Rata Vengadora, que traería en jaque al más pintado político que se la atravesara en el camino y no cumpliera con sus deberes.
Todos lo elogiaron, lo admiraron, lo reconocieron, lo chocholearon….,pero no le creyeron, pero ni se lo dijeron.
Más lo estimularon a “apoderarse de la entonces influyente Asociación Estatal de Padres de Familia que tanto respaldo recibiría poco después de don Agustín el gobernador, pero que se sorprendió jocosamente al saber que Meli la presidiría: “¡Cómo, Melitón presidente¡”, exclamo al ser enterado.
Pero Meli no se achicopaló, con su revista bajo el brazo se dedicó alternativamente meses y meses a recorrer direcciones de gobierno: iba de palacio en palacio, es decir del de gobierno al municipal porque entonces no había más. Pero sí personalmente recorría los despachos de los directores; aún no eran secretarios, para interesarlos en su revista.
Con la Revista Análisis Político siempre bajo el brazo visitaba políticos, funcionarios, empresarios, académicos, alcaldes de todo el estado, gente de todos los niveles y así fue creciendo y transformando su proyecto hasta lo que es hoy con todo y un muy visitado y consultado portal de internet, con analistas de prestigio y artículos de alto nivel.
Y a lo largo de todos y cada uno de los años como consta en el archivo, cada diez de agosto Meli le da gracias a Dios y hace un gran convivio por esta Revista, que como un día le dijo a Leovigilda Cabrera: “¡Será la más chingona!”.
Que tenga un excelente fin de semana.
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