Lunes 14 de mayo de 2012
No sé si es una sensación personal, pero en estas elecciones presidenciales escuchar a alguien de derecha, simpatizante de Josefina, me genera un dejá vu, el recuerdo de las expresiones y actitudes de simpatizantes de izquierda hace seis años, pero corregido y aumentado.
Tal parece que la intolerancia y la ignorancia están haciendo mancuerna para generar una polarización de la sociedad mexicana, dividendo a jóvenes y adultos con muros cada vez más altos y más fuertes.
En 2007 una amiga panista me dijo indignada que les habían robado la elección estatal que ganó Fidel y perdió Buganza. Ella sabía que yo simpatizaba con Andrés Manuel en 2006 y la sensación de que el PAN se había robado la elección era muy fuerte entre sus simpatizantes. Le respondí que ¨ladrón que roba a ladrón, tiene mil años de perdón¨. Me dejó de hablar durante tres años, indignada por mi respuesta y por mi afirmación… Eso me hizo reflexionar respecto de que nunca tuvimos pruebas fehacientes y suficientes para que el supuesto fraude del 2006 quedara demostrado. Lo mismo sucedía en 2007, nada más que el PAN en esta ocasión había perdido las elecciones, y mientras que en 2006 ellos afirmaban que todo había sido legal (cuando ganaron), nada más perdieron, y gritaron fraude en todos los ámbitos y tonos.
En elecciones posteriores la actitud fue la misma. Si el PAN ganaba un estado o municipio, o una diputación local o federal, entonces los panistas afirmaban que la democracia había ganado. Pero si perdían, entonces la derrota había sido fruto de un fraude. Esta actitud me hacía pensar cada vez más en la intolerancia de un sector que según ellos, son más civilizados que lo que ellos mismos llaman ¨turbas¨ de la izquierda.
Conforme la elección de 2012 llega a su segunda mitad sin cambios en las encuestas y con una enorme posibilidad de que Josefina termine en tercer lugar, las voces que hablan de fraude se elevan. A pesar de estar documentado y ser conocido que los operadores del PAN están trabajando a través del programa oportunidades, esta verdad no se acepta, y sin embargo, circula todo tipo de rumores, como el que unas señoras comentaron con mi esposa en una reciente reunión, en la cual afirmaban que Peña Nieto estaba comprando votos a $2,500.00 cada uno.
Cuando mi esposa me hizo el comentario, realmente me reí por la ignorancia que refleja. Le expliqué que no dudo se compren votos, pero eso se hace el día de la elección o muy cerca de ella. Le comenté que nadie compraría votos 45 días antes de la elección, pues no se garantiza que te paguen tu dinero con el voto, y más bien te arriesgas a tenerlo que comprar de nuevo.
A raíz de ese y otros muchos rumores, comencé a pensar que la combinación de ignorancia con fe ciega, -demostrada en la absoluta entrega del criterio cada vez que una figura de autoridad dentro del partido, la sociedad o la estructura religiosa habla mal del candidato puntero y su afirmación se acepta como verdad absoluta sin el mínimo análisis-, podría llevar a México a una crisis post electoral mucho más grave que la de 2006.
Lo que sucedió con Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana, y la forma como lo han festejado los simpatizantes de sus adversarios políticos, muestra un incremento de la intolerancia en círculos supuestamente ilustrados. Resulta increíble que en una universidad existan grupos de 200 alumnos que no sean capaces de escuchar con respeto a quien no representa sus intereses o simpatías políticas. En lugar de dejar hablar al adversario y vencerlo a base de argumentos o ridiculizarlo por alguna tontería (probada) que hubiera dicho, se le impide expresarse, en una muestra de absoluta falta de respeto a los valores de la democracia y la libertad de expresión.
Está claro que quien se consideraba ganadora y va tan abajo en las encuestas o personas cercanas a su equipo, son los promotores interesados en generar más intolerancia, lo mismo que un presidente que se niega a aceptar las reglas democráticas y que percibe que su partido y candidata no van a ganar la próxima elección. El PAN no debe olvidar que el cambio de gobierno es en diciembre, y mientras tanto, el período post electoral tendrá que resolverlo el propio gobierno federal panista. Suponemos que no le conviene un conflicto social grave. Salvo que dentro de su plan y proyecto, convenga esa situación, a pesar del riesgo en que se pueda incurrir para el país y para los mexicanos… Recordemos el cierre de reforma y la incertidumbre financiera que tanto daño le hicieron a México y a los mexicanos.
Es tiempo de reflexionar e impedir que esa dupla, ignorancia e intolerancia lleve a una polarización que genera más daños al país. Por lo tanto, la tolerancia y el conocimiento son los antídotos. Usar el cerebro, y no creer a pie juntillas lo que ¨alguien¨, con autoridad o jerarquía nos dice. Esto es algo que cada mexicano puede hacer por su país.
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