17 de mayo de 2012
Interesante efecto se percibe en algunos de los miembros más distinguidos del PRI en todo el país, pero en particular en la zona centro del estado. Ya se olvidaron que tienen una elección por ganar. Se saben ganadores de la presidencia de la República y con ello tal parece que comienzan a marearse aún antes de subirse al ladrillito del poder, y desde dos centímetros adicionales de altura, poder sentir el vértigo de mirar a los demás desde arriba de esa enorme montaña de dos centímetros adicionales.
Mostrando su pequeñez intelectual y moral comienzan a sentirse los nuevos dioses del Olimpo. Desde los que hoy ya ocupan algún puesto estatal o municipal, hasta los que tuvieron la suerte de ser llamados a participar en ¨La Campaña¨, que así definen la presidencial, con mayúsculas. O los que participan en ¨las campañas¨ con minúsculas, tanto de senadores como de diputados federales.
Siempre en todos los partidos hay celos y hay exclusión, pero en este caso, la situación ya está llegando a extremos que hacen peligrar hasta las victorias aparentemente seguras de sus propios candidatos. Esa continua publicación de encuestas en las que no se toma en cuenta ni a los que no contestaron ni a los indecisos, ha hecho renacer la soberbia que se había perdido durante dos sexenios.
En la región centro del estado, se percibe a grupos cerrados totalmente, sólo ellos y sus amiguitos (remembranza del gobierno ineficiente de ¨cuates¨ de Calderón¨) son los únicos que organizan eventos proselitistas. Sólo ellos y sus grupos de acarreados pueden tener acceso a los candidatos. Sólo ellos y se olvidan de que un partido político no son nada más los que hoy tienen el poder, sino que llegaron a él gracias a muchos otros militantes, voto duro y simpatizantes, que hicieron un esfuerzo para lograr la victoria de su partido. Hoy ¨su partido¨ de esos militantes, se ha convertido en propiedad privada, con una absoluta actitud excluyente, volviendo a repetir errores que en el pasado provocaron graves derrotas electorales.
Cierto que el PRI más que partido político es una máquina electoral, una maquinaria perfectamente aceitada creada para ganar elecciones. Su gran debilidad es precisamente eso, que es una máquina, y si a la máquina le quitas piezas importantes, deja de funcionar correctamente, y si le quitas demasiadas piezas, o quieres que trabaje con unas cuantas nada más, esa máquina comienza a fallar y puede dejar de funcionar en el peor momento.
El PRI en la zona centro tiene una gran ventaja, está jugando solo en las elecciones. No se vislumbran los oponentes, ni panistas ni perredistas están haciendo presencia en la ciudadanía. Ante los errores que hoy se vislumbran en las campañas del PRI, esa es su gran ventaja. Al no tener oponente enfrente es mucho más fácil ganar.
Cuando la elección del presidente José López Portillo, no hubo candidato en contra, pero eran tiempos de la presidencia imperial. Hoy hay democracia, hay partidos opositores, incluso otro partido gobierna la presidencia de la República y la ciudad más importante del país… Y sin embargo, parece que volvemos a los tiempos de la presidencia imperial, pues por el centro de Veracruz, pusieron candidatos, que no se notan, que no se perciben…
El juego del candidato de las izquierdas es promoverse él, y generar un efecto en sus candidatos a diputados y senadores, pero hoy no hay acuerdo estatal y no le va a funcionar. Al contrario su falta de presencia en las candidaturas ¨menores¨ le va a restar votos a AMLO directamente.
En el caso de la candidata de la derecha, la situación es peor, pues la percepción a nivel nacional es que su partido y su presidente ¨ya rindieron la plaza¨, y por ello ni apoyo, ni esfuerzo para ninguno de los tres puestos en juego en cada urna, la presidencia, la senaduría y la diputación federal. Es más, el mensaje que se está mandando en las plurinominales de los estados y de las cámaras, es que allí el grupo élite encontrará refugio para mantenerse vigente, mientras que el resto de las expresiones azules quedará excluido el próximo sexenio de puestos de poder, al perder la presidencia.
Quizá esta elección quede para la historia en el sentido de que un candidato priísta gana a pesar de los errores de su partido, debido a que sus adversarios manejan la elección peor que su propio partido.
Hoy más que nunca, los ataques de la izquierda y derecha se dirigen al candidato puntero, y no a su partido, más que nada, porque el partido no está ayudando a su candidato y si gana, ganará por él mismo a pesar de su partido. Curiosidades de la política mexicana que quedarán para la historia.
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