Lo dijo Churchill. No yo. El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. Camelot.
RUMBO A NUEVA YORK (DIA UNO)
El aeropuerto internacional de Veracruz con poca gente. Es mediodía. Anuncia Aeroméxico la salida del vuelo a la una y cinco. No sería así.
Un retraso por la congestión del aeropuerto defeño, dice el piloto, nos lleva a salir una hora y pico después.
Habíamos pensado fuera el Popocatepetl y sus fumarolas. O Peña Nieto, que llegaba con sus huestes un día después. Ni una ni otra. Congestionamiento, atasco en el aire, si vale la palabra atasco. ¿Cuántos aviones tendrán en el aire los controladores aéreos?
Ni idea. Pero la vida nuestra está en sus manos.
Despegamos y en 45 minutos estamos en el internacional de México. En la Terminal 2. Aquella que en tiempos del foxismo, cuando los machetes de Atenco hablaron y apanicaron al presidente Fox, ese proyecto del nuevoaeropuerto se frustró y ahora hay que andar en la jiribilla en dos partes. La uno y la dos.
Pero hay días así, diría Minga, una gente de mi pueblo.
Apenas con tiempo de hacer un enlace y de cambiar unos cuantos pesos con dólares, recordé una anécdota de los políticos.
Sucede que el exgobernador Agustín Acosta Lagunes, un tiempo dijo a otro político: “Estoy sin un peso”. El otro, por lógica, no se lo podía creer, un ex como quiera que sea no sale con una mano atrás y otra adelante.
‘No le creo, gobernador’, dijo.
‘Si, no tengo un peso, todo lo tengo en dólares’.
TACO PISA Y CORRE
Tiempo da para un taco de pisa y corre en el Wings. Unas enchiladas verdes de pollo y a las revistas. Primera sorpresa. En TV y Novelas aparece Julia Orayen, en ropa interior, en traje de baño, la chica IFE hace su primera aparición y cobra sus primeros dineros de aquellos 18 segundos de fama. Ahora entendemos porqué a Quadri los ojos se le pusieron Quadrados.
Ah, pillín.
Lista para brincar a mejores escenarios como el Playboy o el Maxim o el H, la revista acompaña las fotos de Julia Orayen con comentarios de comunicadores. Sobresale el de Jacobo Zabludovsky. Dice el hombre leyenda de la radio y TV, que los del IFE son timoratos (algo así) “Pedir perdón ¿de qué?.
Loret de Mola cabecea y López Dóriga solo dijo mamilonamente: “Fue impactante”.
Lo cierto es que la chica del IFE comienza a cobrar. Su maquina registradora se activa.
Otra. Al hojear la revista ‘Open’ que trae a otra nenorra, Maritere Alessandri, sobresale un anuncio deportivo de ESPN, rumbo a las olimpiadas en Londres.
Presenta a su dream team: José Ramón Fernández, David Faitelson, Heriberto Murrieta, Fernando Schwartz y el gran Jacobo Zabludovsky. Equipo incontenible, quinteta mejor que la del Buitre en el Real Madrid, o la de Messi con el Barcelona. Esa televisora, se los auguro, sacará mejor raja que ninguna otra porque estos cinco son expertos en su ramo, todos en los deportes y Jacobo en las entrevistas o en lo que le pongan. No los pierda de vista. El rating sacará chispas. Desde Londres los tendremos.
AL DESPEGUE
Abordamos y despegamos del DF. Salida con media hora de retraso. Ignoro si los controladores aéreos del JFK le dicen al piloto nuestro que aguante. Cruzaremos por Miami y enrutaremos hacia Nueva York. Vuelo predestinado en cinco horas. Si hay viento de cola a favor. A poco nos dan otro tentempié. La comida típica de los aviones. ‘O pollo o pasta’, dice la azafata. ‘No tendrás unas garnachitas de Salomé’, reviro en broma.
Una chica de buen carácter. Tomo dos diarios nacionales. Aparece Papá Yunes (Miguel Ángel) sonriendo con la Chepina ¿En qué habrán quedado? ¿Habría arreglo o para más adelante? Si alguien sabe algo envíenme un correo, andaré perdido cinco días por la Gran Manzana.
Un comentario. Al formar a fila en la Terminal 2, unos paisanos trabajadores se forman. Son los que van a Manhattitlán, me dice mi hermano. Esos hombres y mujeres de manos fuertes y rostros curtidos por el sol que han hecho de la economía americana una del primer mundo, con su trabajo honrado y eficiente, es un honor ir con ellos. Campesinos que, seguro cortan las manzanas o aran la tierra o podan los pastos como la cinta de Demián Bichir, para que los yankees le vendan al mundo. Con su sombrero típico de dos piedras, don Gumersindo platica en la revisión.
Han metido mas filtros desde aquel septiembre negro, mas ahora cuando un agente infiltrado de la CIA, con los malosos de Al Qaeda, paisanos de Nemi, descubrieron que en un pañal desechable todo orinado, iban a detonar una bomba en un avión, acción que puso los pelos de punta al tal Panetta, director de la CIA.
Historias que se viven cuando se pasa revisión donde pronto, decía don Gumersindo, pedirán encuerarnos. No tardan, le respondí.
Despegamos y al aire. Algo de turbulencia, porque son los meses que el calor pega y las turbinas enloquecen un poco. Nada del otro mundo. Avión viejo este de Aeroméxico. Un 737-800. Lleno en su totalidad. Despega y se hace como lata vieja. Parece desbaratarse. No tiene GPS, donde vamos viendo el volar de las zonas. Apurado y una tele para varios. Película vieja, también, una de Tom Cruise que vi hace como un año, no en los piratas.
Pero en la lectura mato el tiempo. Me traje el libro ‘La edad de la punzada”, del periodista Xavier Velasco, Premio Alfaguara 2003. Un escritor moderno. Libro de 406 páginas. Mi hija Marimar me lo recomendó, y como tiene buen gusto lo compré.
Ya había leído al gran Xavier en su Diablo Guardián.
Es de esos escritores del nuevo Boom. Los que admiran Vargas Llosa y García Márquez y, para orgullo nuestro mexicano hasta las cachas.
Con el mato el tiempo de las cinco horas. Llegando, me prometí ir a Times Square. A la medianoche, como cuando un gallo cantó y en su canto dijo Cristo nació.
Allí en la esquina mas famosa del mundo, donde los 31 de diciembre de fin de año el mundo y los neoyorkinos cantan la de Sinatra y ven bajar la esfera.
Relato para mañana. Si Dios quiere, como decía el periodista Carlos Denegri.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com
Un retraso por la congestión del aeropuerto defeño, dice el piloto, nos lleva a salir una hora y pico después.
Habíamos pensado fuera el Popocatepetl y sus fumarolas. O Peña Nieto, que llegaba con sus huestes un día después. Ni una ni otra. Congestionamiento, atasco en el aire, si vale la palabra atasco. ¿Cuántos aviones tendrán en el aire los controladores aéreos?
Ni idea. Pero la vida nuestra está en sus manos.
Despegamos y en 45 minutos estamos en el internacional de México. En la Terminal 2. Aquella que en tiempos del foxismo, cuando los machetes de Atenco hablaron y apanicaron al presidente Fox, ese proyecto del nuevoaeropuerto se frustró y ahora hay que andar en la jiribilla en dos partes. La uno y la dos.
Pero hay días así, diría Minga, una gente de mi pueblo.
Apenas con tiempo de hacer un enlace y de cambiar unos cuantos pesos con dólares, recordé una anécdota de los políticos.
Sucede que el exgobernador Agustín Acosta Lagunes, un tiempo dijo a otro político: “Estoy sin un peso”. El otro, por lógica, no se lo podía creer, un ex como quiera que sea no sale con una mano atrás y otra adelante.
‘No le creo, gobernador’, dijo.
‘Si, no tengo un peso, todo lo tengo en dólares’.
TACO PISA Y CORRE
Tiempo da para un taco de pisa y corre en el Wings. Unas enchiladas verdes de pollo y a las revistas. Primera sorpresa. En TV y Novelas aparece Julia Orayen, en ropa interior, en traje de baño, la chica IFE hace su primera aparición y cobra sus primeros dineros de aquellos 18 segundos de fama. Ahora entendemos porqué a Quadri los ojos se le pusieron Quadrados.
Ah, pillín.
Lista para brincar a mejores escenarios como el Playboy o el Maxim o el H, la revista acompaña las fotos de Julia Orayen con comentarios de comunicadores. Sobresale el de Jacobo Zabludovsky. Dice el hombre leyenda de la radio y TV, que los del IFE son timoratos (algo así) “Pedir perdón ¿de qué?.
Loret de Mola cabecea y López Dóriga solo dijo mamilonamente: “Fue impactante”.
Lo cierto es que la chica del IFE comienza a cobrar. Su maquina registradora se activa.
Otra. Al hojear la revista ‘Open’ que trae a otra nenorra, Maritere Alessandri, sobresale un anuncio deportivo de ESPN, rumbo a las olimpiadas en Londres.
Presenta a su dream team: José Ramón Fernández, David Faitelson, Heriberto Murrieta, Fernando Schwartz y el gran Jacobo Zabludovsky. Equipo incontenible, quinteta mejor que la del Buitre en el Real Madrid, o la de Messi con el Barcelona. Esa televisora, se los auguro, sacará mejor raja que ninguna otra porque estos cinco son expertos en su ramo, todos en los deportes y Jacobo en las entrevistas o en lo que le pongan. No los pierda de vista. El rating sacará chispas. Desde Londres los tendremos.
AL DESPEGUE
Abordamos y despegamos del DF. Salida con media hora de retraso. Ignoro si los controladores aéreos del JFK le dicen al piloto nuestro que aguante. Cruzaremos por Miami y enrutaremos hacia Nueva York. Vuelo predestinado en cinco horas. Si hay viento de cola a favor. A poco nos dan otro tentempié. La comida típica de los aviones. ‘O pollo o pasta’, dice la azafata. ‘No tendrás unas garnachitas de Salomé’, reviro en broma.
Una chica de buen carácter. Tomo dos diarios nacionales. Aparece Papá Yunes (Miguel Ángel) sonriendo con la Chepina ¿En qué habrán quedado? ¿Habría arreglo o para más adelante? Si alguien sabe algo envíenme un correo, andaré perdido cinco días por la Gran Manzana.
Un comentario. Al formar a fila en la Terminal 2, unos paisanos trabajadores se forman. Son los que van a Manhattitlán, me dice mi hermano. Esos hombres y mujeres de manos fuertes y rostros curtidos por el sol que han hecho de la economía americana una del primer mundo, con su trabajo honrado y eficiente, es un honor ir con ellos. Campesinos que, seguro cortan las manzanas o aran la tierra o podan los pastos como la cinta de Demián Bichir, para que los yankees le vendan al mundo. Con su sombrero típico de dos piedras, don Gumersindo platica en la revisión.
Han metido mas filtros desde aquel septiembre negro, mas ahora cuando un agente infiltrado de la CIA, con los malosos de Al Qaeda, paisanos de Nemi, descubrieron que en un pañal desechable todo orinado, iban a detonar una bomba en un avión, acción que puso los pelos de punta al tal Panetta, director de la CIA.
Historias que se viven cuando se pasa revisión donde pronto, decía don Gumersindo, pedirán encuerarnos. No tardan, le respondí.
Despegamos y al aire. Algo de turbulencia, porque son los meses que el calor pega y las turbinas enloquecen un poco. Nada del otro mundo. Avión viejo este de Aeroméxico. Un 737-800. Lleno en su totalidad. Despega y se hace como lata vieja. Parece desbaratarse. No tiene GPS, donde vamos viendo el volar de las zonas. Apurado y una tele para varios. Película vieja, también, una de Tom Cruise que vi hace como un año, no en los piratas.
Pero en la lectura mato el tiempo. Me traje el libro ‘La edad de la punzada”, del periodista Xavier Velasco, Premio Alfaguara 2003. Un escritor moderno. Libro de 406 páginas. Mi hija Marimar me lo recomendó, y como tiene buen gusto lo compré.
Ya había leído al gran Xavier en su Diablo Guardián.
Es de esos escritores del nuevo Boom. Los que admiran Vargas Llosa y García Márquez y, para orgullo nuestro mexicano hasta las cachas.
Con el mato el tiempo de las cinco horas. Llegando, me prometí ir a Times Square. A la medianoche, como cuando un gallo cantó y en su canto dijo Cristo nació.
Allí en la esquina mas famosa del mundo, donde los 31 de diciembre de fin de año el mundo y los neoyorkinos cantan la de Sinatra y ven bajar la esfera.
Relato para mañana. Si Dios quiere, como decía el periodista Carlos Denegri.
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