Acertijos
*De Ernesto Sábato: “Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia”. Camelot.
LAS DOS REINAS CHELERAS
Dos noticias alegran el amanecer. Los veracruzanos pelan el ojo porque Marisol González y Vanessa Huppenkothen, expertas comunicadoras en los deportes en Televisa, el canal de las estrellas, posan muy de mañana en bikinis y traje carnavalesco para la firma cervecera que antes era de los indios, Cuauhtémoc-Moctezuma, y que hoy mediante millones de dólares se las engulló a las dos la holandesa Heineken, como compraron la isla de Manhattan a los indios Lenapes, mediante trueques de espejitos por oro; la chelera ha contratado a este par de bombones para que el 9 y 10 de febrero desfilen en ese carnaval mítico veracruzano. Arriba de los carros comparsas que hacen del carnaval jarocho uno de los más bellos y alegres del mundo. Único. Un buen taco de ojo para todos los veracruzanos y los miles y miles que llegan por allí de visita. Ni a cuál irle de las dos. Bellas y tremendamente sensuales. Buena contratación.
JUAN HERRERA MARIN
Juan es un político que en su tiempo ganó la interna a la alcaldía de Córdoba a Dante Delgado Rannauro (1979-1982). Dante dice que eso le sirvió porque, años después, fue gobernador interino del cuatrienio a la partida a Gobernación del ‘Hombre Leyenda’, Fernando Gutiérrez Barrios, que iba convocado por Carlos Salinas a aplacar fantasmas. Ayer hablé con Juan Herrera Marín, la primera llamada del año. Solemos tomar café de vez en cuando en Córdoba, con otro grupo de amigos contertulios, entre los que se encuentra su hermano, el notario Alejandro, y un grupo de buenos desayunadores. Cuando Enrique ‘Sherlock Holmes’ Ampudia Mello fue llamado por el gobernador Duarte a integrarse a su Gabinete y cubrir la subsecretaría de Gobierno, Ampudia reclutó gente a la cual tenía una verdadera confianza por su trabajo efectivo en eso de vigilar y cuidar que no haya problemas. Así llegó Juan Herrera a Veracruz como representante del gobierno del Estado en la zona centro, ahora mismo ya instalaron oficinas modestas en Aquiles Serdán por Allende, pues le toca cubrir una cancha como la del Barcelona, con municipios como Veracruz, Boca del Rio, Zongolica, Orizaba, Córdoba y Huatusco. Para que Veracruz resuelva los problemas que se presentan. Esta gente tiene gran experiencia en estas lides. La información es poder, decía Kamalucas, un filósofo de mi pueblo, y con información a la mano es cómo se detienen los problemas. Quedamos de vernos pronto a un cafecito, ahora en el Puerto. Suerte en esta encomienda.
LA LEY DE VICTIMAS
Si algunos desconfiaban y dudaban de la palabra empeñada del presidente Enrique Peña Nieto, en su presidencia que inicia los primeros Cien Días, pues hay gente que ya se le está cuadrando. Anoche mismo, en el noticiero de ‘juayderito’, antes en el de Ciro Gómez Leyva, Milenio TV, que es más completo porque no da la nota en 20 segundos, el presidente recibió el reconocimiento del poeta Javier Sicilia, que perdió a un hijo en este México cruel. Atrás quedó aquella escena cuando siendo candidato, mediante beso de cariño en el cachete, Sicilia y los padres y madres lastimados recibieron a los candidatos a la presidencia. ‘No nos falles, Enrique’, le pidió en corto, casi al oído.
Pues ayer no les falló. La presidencia y el Congreso le dieron luz verde a la Ley de Victimas, tal como la planteó Sicilia y los padres adoloridos. Garantiza muchas cosas y es algo muy lastimoso, porque en lugar de firmar esas leyes de victimas, debíamos firmar acuerdos por el progreso, no por los enlutados y no por los caídos, pero aquí nos tocó vivir, en este México lleno de sangre.
Sicilia pidió el clásico minuto de silencio, se quitó el sombrero que no se quita ni para dormir y con su chaleco habitual le reconoció al presidente, le sonrió, le abrazó, le tomaba la mano de cariño.
Luego, Enrique Peña bajó a consolar a todas esas madres que buscan a sus hijos desaparecidos. No encontrados. Porque no hay nada más doloroso que no saber dónde se encuentra un hijo o hija, si en una fosa común o en un hoyo despreciable. Nada es más frustrante que eso porque, ya fallecido, aunque fuera asesinado le das cristiana sepultura y tienes el sepulcro adonde ir a rezarles.
Se sepultó la proclama del expresidente Felipe Calderón, quien no cedía ante Sicilia y su gente, se fue sin dejar la solución a la mano, entre críticas, entre condenas, tan fácil que estaba palomearla, para corroborar aquello que una vez escribió el presidente Thomas Jefferson: “Nadie abandona el cargo de presidente con el mismo prestigio y respeto que le llevo ahí”.
LOS LIBROS
Tengo un amigo que ahora mismo está en España. En Madrid, capoteando las protestas de las huelgas en Plaza del Sol, allí donde el kilometro Cero marca tiempo y destiempo, distancia y futuro. O acomodamiento. Ahora que se fue, me dijo que fuéramos pero no pude, no tardo y me trepo a un Iberia o a un Aeroméxico y me voy para arriba.
En la de Alemán no (Interjet) porque Montano (Alejandro) aún no consigue los permisos para volar a la tierra del jamón Jabugo, un verdadero pata negra.
Le he pedido a mi cuate cuatro libros, mismos que le pago en euros como otras veces que llega con la encomienda servida, uno de ellos el de Amancio Ortega (Así es Amancio Ortega, el hombre que creó Zara) El otro, uno de Manuel Vincent. Extraordinario escritor. Uno más de Juan José Millas, que recopiló sus columnas escritas en el diario El País en un buen libro, y el último, el que a él se le ocurriera, menos del Rey y la Reina, porque he leído esos chismes a través de Jaime Peñafiel, cronista de las Cortes.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com
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