*Grito de priístas en mitin de Peña Nieto: “¡Chepina a la cocina!”. Camelot.
Suelen ser las estatuas, significados de reconocimiento. De inmortalidad. Aunque el escritor Carlos Fuentes esté en contra de ellas, porque dice que solo sirven para que las caguen las palomas. Estatuas hay por doquier. Todo depende del sentir y del engrandecimiento o reconocimiento que se quiera. El Caudillo Francisco Franco mandó montar un montonal en los tiempos que gobernó con mano de hierro España.
Recuerdo una en un parque público en Santander. A caballo, como Napoleón cuando iba a sus batallas. La del generalísimo Franco estaba toda cagarruteada por las palomas, que encontraban en su calva el lugar ideal para frenar su vuelo y hacer sus imperiosas necesidades. Hoy, de Franco no debe quedar ninguna. Llegó el cambio y se fueron de paseo. Al infinito olvido. Aunque el juez Baltasar Garzón pague la osadía de revivir los años funestos de la Dictadura y revisar los crímenes del franquismo. Para él no habrá estatuas, solo sinsabores.
LOS ALBOROTADORES
En Veracruz estamos llenos de estatuas. De Papa, de santos, de grillos. Las de los políticos crean escozor y la gente que no piensa como ellos, o milita en diferente partido, les hace fuchi y les saca la lengua cuando pasan a su lado, con gran indiferencia, como la rola de Cien años. Fernando Gutiérrez Barrios, a quien un día el presidente Salinas nos lo hizo ‘Hombre Leyenda’, y se inmortalizó a su muerte con un busto de cabeza con su peculiar paliacate, que sirve para que ‘El Willy’, ex alcalde de Veracruz, Guillermo González Díaz, se santigüe cada que pasa por ese sitio. Hay otra de Fox en pleno bulevar panista, bueno, ahora ya no lo es tanto porque llegó el PRI a gobernar. Pero quien juega y cobra de alcalde en ese Boca del Río, alguna vez de un tiempo no muy lejano, con su carita de yo-no-fui lanzó una reata junto con Adolfo Mota Hernández, que hoy es secretario de Educación y en aquel tiempo no tenía educación, y un grupo de imberbes priístas, hijos todos del fidelismo, la reata llegó al cuello como las lanzaba Hopalong Cassidy, a jalones hicieron caer la estatua de Fox como cayó la de Sadam Hussein en Bagdad, la mañana que entraron los marinos yanquis americanos. Una ley podría crearse, que sólo haya estatuas de gente ya fallecida, y mediante un consenso popular. ¿La quieres o no la quieres?
LOS ALBOROTADORES
En Veracruz estamos llenos de estatuas. De Papa, de santos, de grillos. Las de los políticos crean escozor y la gente que no piensa como ellos, o milita en diferente partido, les hace fuchi y les saca la lengua cuando pasan a su lado, con gran indiferencia, como la rola de Cien años. Fernando Gutiérrez Barrios, a quien un día el presidente Salinas nos lo hizo ‘Hombre Leyenda’, y se inmortalizó a su muerte con un busto de cabeza con su peculiar paliacate, que sirve para que ‘El Willy’, ex alcalde de Veracruz, Guillermo González Díaz, se santigüe cada que pasa por ese sitio. Hay otra de Fox en pleno bulevar panista, bueno, ahora ya no lo es tanto porque llegó el PRI a gobernar. Pero quien juega y cobra de alcalde en ese Boca del Río, alguna vez de un tiempo no muy lejano, con su carita de yo-no-fui lanzó una reata junto con Adolfo Mota Hernández, que hoy es secretario de Educación y en aquel tiempo no tenía educación, y un grupo de imberbes priístas, hijos todos del fidelismo, la reata llegó al cuello como las lanzaba Hopalong Cassidy, a jalones hicieron caer la estatua de Fox como cayó la de Sadam Hussein en Bagdad, la mañana que entraron los marinos yanquis americanos. Una ley podría crearse, que sólo haya estatuas de gente ya fallecida, y mediante un consenso popular. ¿La quieres o no la quieres?
MUERTE A LA CARTA
Hay estados de la Unión Americana donde, los sentenciados a muerte, pueden escoger la mejor forma de morir, si es que hay alguna. Todos soñamos con morir en la tranquilidad de una cama, sin sobresaltos, que llegue la muerte y bendita sea si no hace daño ni crea dolor. El filósofo chino, Confucio, primo lejano de Kamalucas, un filósofo de mi pueblo, solía decir: aprende a vivir y sabrás morir bien. Los condenados a muerte en Estados Unidos, son por lo regular crápulas que han liquidado gente. Asesinos confesos. Pues bien, en Utah, uno de los estados norteños, la legislación permite que el sentenciado a muerte escoja como morir. Como si se estuviera en una Mac Donald y pudiera pedir la burguer o la triple mac. A un gringo maloso le ocurrió. Sentenciado a muerte, escogió ser fusilado porque, dicen que ser fusilado tiene un toque de heroicidad, y se puede mirar al pelotón de fusilamiento cara a cara. Como los villistas en tiempos de la Revolución. Los del pelotón de fusilamiento, para que no carguen en su conciencia él haber sido el killer, toma uno de ellos un rifle con balas de salva y así ninguno reconoce de quién fue el tiro certero. En la historia de la revolución hubo muchos casos así. Martín Luis Guzmán nos explica varios casos, como aquel general rebelde que, cuando las fuerzas de mi General Villa lo tenían en el paredón, pidió fumar un cigarro, de seguro era Delicados o Alas Extra. Lo dejaron fumar, la mano no le temblaba y la ceniza se mantuvo firme, quería decir esto que era de los soldados bragados. Hay formas de morir: inyecciones letales o silla eléctrica. Ignoro cómo le fue al gringo, si pidió piedad o solo cerró los ojos para esperar el tiro liquidador. Pero de que pidió cómo morir, lo pidió, y le fue concedido.
DE FUTBOL AMERICANO
Gilberto: Veo que tus cuatro lectores te siguen leyendo. Aquí está la historia del ‘Hail Mary’ (Ave María), que es la forma correcta de llamar a este pase a las diagonales (estilo "hay se va"): (por cierto viene de Catón, que sé que tú no lees) “Cuando quedaban unos cuantos segundos por jugar, Tom Brady, el mariscal de campo de Nueva Inglaterra, lanzó con desesperación un largo pase a la zona de anotación. Si uno de sus compañeros lo hubiese atrapado, los Patriotas habrían ganado el juego. Esa manera de lanzar tiene un nombre religioso: se llama "Hail Mary", Ave María. El término lo acuñó en 1975 el legendario quarterback de los Vaqueros de Dallas, Roger Staubach. Faltando 24 segundos para que terminara un partido crucial que su equipo perdía contra los Vikingos de Minessota, lanzó así, a la desesperada, un pase que milagrosamente cobró su receptor -no recuerdo ya quién fue-, para que el equipo texano ganara el juego. Staubach, católico él, narró después: “Tiré el pase y dije Ave María. Sólo por el grito de la multitud supe que el pase había sido completo”. Un abrazo. Saludos / Regards. Carlos
EL LIBRO DE LA REINA
Pariente: Regreso de España este domingo 12 al DF, dame dirección adonde enviarte el libro ‘Soledades de la reina’. Ya tengo credencial de elector de Veracruz, iré a vivir al rancho en la subida a Chicontepéc, aunque es municipio de Tantoyuca. (El único en donde embarazaron urnas los panuchos). La mera madriguera de los mapaches. Espero ir a verlos pronto. Abrazos. Alfonso Muriedas.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com
Hay estados de la Unión Americana donde, los sentenciados a muerte, pueden escoger la mejor forma de morir, si es que hay alguna. Todos soñamos con morir en la tranquilidad de una cama, sin sobresaltos, que llegue la muerte y bendita sea si no hace daño ni crea dolor. El filósofo chino, Confucio, primo lejano de Kamalucas, un filósofo de mi pueblo, solía decir: aprende a vivir y sabrás morir bien. Los condenados a muerte en Estados Unidos, son por lo regular crápulas que han liquidado gente. Asesinos confesos. Pues bien, en Utah, uno de los estados norteños, la legislación permite que el sentenciado a muerte escoja como morir. Como si se estuviera en una Mac Donald y pudiera pedir la burguer o la triple mac. A un gringo maloso le ocurrió. Sentenciado a muerte, escogió ser fusilado porque, dicen que ser fusilado tiene un toque de heroicidad, y se puede mirar al pelotón de fusilamiento cara a cara. Como los villistas en tiempos de la Revolución. Los del pelotón de fusilamiento, para que no carguen en su conciencia él haber sido el killer, toma uno de ellos un rifle con balas de salva y así ninguno reconoce de quién fue el tiro certero. En la historia de la revolución hubo muchos casos así. Martín Luis Guzmán nos explica varios casos, como aquel general rebelde que, cuando las fuerzas de mi General Villa lo tenían en el paredón, pidió fumar un cigarro, de seguro era Delicados o Alas Extra. Lo dejaron fumar, la mano no le temblaba y la ceniza se mantuvo firme, quería decir esto que era de los soldados bragados. Hay formas de morir: inyecciones letales o silla eléctrica. Ignoro cómo le fue al gringo, si pidió piedad o solo cerró los ojos para esperar el tiro liquidador. Pero de que pidió cómo morir, lo pidió, y le fue concedido.
DE FUTBOL AMERICANO
Gilberto: Veo que tus cuatro lectores te siguen leyendo. Aquí está la historia del ‘Hail Mary’ (Ave María), que es la forma correcta de llamar a este pase a las diagonales (estilo "hay se va"): (por cierto viene de Catón, que sé que tú no lees) “Cuando quedaban unos cuantos segundos por jugar, Tom Brady, el mariscal de campo de Nueva Inglaterra, lanzó con desesperación un largo pase a la zona de anotación. Si uno de sus compañeros lo hubiese atrapado, los Patriotas habrían ganado el juego. Esa manera de lanzar tiene un nombre religioso: se llama "Hail Mary", Ave María. El término lo acuñó en 1975 el legendario quarterback de los Vaqueros de Dallas, Roger Staubach. Faltando 24 segundos para que terminara un partido crucial que su equipo perdía contra los Vikingos de Minessota, lanzó así, a la desesperada, un pase que milagrosamente cobró su receptor -no recuerdo ya quién fue-, para que el equipo texano ganara el juego. Staubach, católico él, narró después: “Tiré el pase y dije Ave María. Sólo por el grito de la multitud supe que el pase había sido completo”. Un abrazo. Saludos / Regards. Carlos
EL LIBRO DE LA REINA
Pariente: Regreso de España este domingo 12 al DF, dame dirección adonde enviarte el libro ‘Soledades de la reina’. Ya tengo credencial de elector de Veracruz, iré a vivir al rancho en la subida a Chicontepéc, aunque es municipio de Tantoyuca. (El único en donde embarazaron urnas los panuchos). La mera madriguera de los mapaches. Espero ir a verlos pronto. Abrazos. Alfonso Muriedas.
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